lunes, 9 de noviembre de 2015

Implicaciones Legales.



“ÉTICA”

Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano.
Aristóteles fue el fundador de la ética.

Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
La ética es la rama de la filosofía que estudia la bondad o la maldad de los comportamientos.  Tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada.  El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado.

En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la adopción de un sistema moral y otro.

La doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como “bueno”, malo, correcto, incorrecto obligatorio permitido etc, términos que se refieren a una acción, a una decisión o incluso contendrá a las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones o acciones.  Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: “Ese hombre es malo”.  En estas declaraciones aparecen los términos malo, que implica una valoración de tipo moral.



LA VERDAD

     El termino verdad se una frecuentemente para significar la coincidencia entre una afirmación y los hechos o la realidad a la que dicha afirmación se refiere o la fidelidad a una idea.

El uso de la palabra verdad abarca asimismo la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general; también el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular y finalmente, la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del todo y el universo.

Para el hebreo clásico el término EMUNA, significa primariamente CONFIANZA, FIDELIDAD.  Las cosas son verdaderas cuando son fiables, fieles porque cumple lo que ofrecen.

El termino hebreo EMETH  a menudo traducido en VERDAD puede designar aquello que es firme, digno de confianza, estable, fiel, un hecho veraz o establecido.

El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de los estudios y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas.  Has posiciones diferentes acerca de cuestiones como:

-          Que es lo que constituye la verdad.
-          Con que criterio podemos identificar y definirla.

-          Si el ser humano posee conocimientos innatos, o solo puede adquirirlos.

-          Si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan solo mediante la experiencia, el entendimiento y la razón.

-          Si la verdad es subjetiva u objetiva.
-          Si la verdad es relativa o absoluta.

-          Y hasta qué grado pueden afirmase cada una de dichas propiedades.

     La pregunta por la verdad es y ha sido objeto de debate entre teólogos filósofos y lógicos a lo largo de los siglos considerándose un tema concerniente al alma y al estudio de una llamada piscología racional dentro del campo de la filosofía.

En la actualidad es un tema de investigación científica así como de fundamentación filosófica:

·         La investigación científica de la función cognitiva introduce nuevas perspectivas acerca del conocimiento basado en la evidencia como creencia epistemológicamente verdadera con justificación valida.

·         Interesa a la antropología filosófica, pues parece evidente que los seres humanos prefieren la verdad a la falsedad al error o la mentira y prefieren la certeza a la duda.

·         Interesa a la Historia, por cuanto el aprecio hacia la verdad y la condena de la mentira o del error varía en intensidad según las épocas y las culturas, pues tanto el concepto de verdad como su valoración no siempre es el mismo a lo largo de la historia y según las diferentes culturas.

·         Interesa a la ciencia en cuanto tal, en su pretensión de conocimiento valido.

     La importancia que tiene este concepto es que está arraigado en el corazón de cualquier supuesto personal, social y cultural.  De ahí su complejidad.

LA RESPONSABILIDAD

     La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona que le permite reflexionar, administrar orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral.

Una vez que pasa al plano ético (puesto en práctica), se establece la magnitud de dichas acciones y de cómo afrontarlas de la manera más positiva e integral para ayudarte en un futuro.

Una persona se caracteriza por su responsabilidad porque tiene la virtud no solo de tomar una serie de decisiones de manera consciente, sino también de asumir las consecuencias que tengan las citadas decisiones y de responder de las mismas ante quien corresponda en cada momento.

JUSTICIA

     La justicia del latín iustitia es la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de sus normas jurídicas.  Es un valor determinado como bien común por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes.   Es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones especificas en la interacción de individuos e instituciones.

COMPROMISO

     Significa prometerf y obligarse moral o jurídicamente al cumlimiento de una obligación, generando responsabilidad para el autor de la promesa.   Es similar a una promesa, pero en el compromiso se asume la responsabilidad por los efectos de no cumplirse.  En algunos casos es legalmente exigible y en otros es la credibilidad de la palabra empeñada lo que esta en juego.

Cuando dos partaes de una obligación se ponenen de acuerdo en crear un vinculo jurídico obligacional por el cual una o ambas se comprometen a realizar prestaciones a favor de la otra, y en caso de incumplimiento pueden demandarse por vía judicial, se dice que existe un contrato.

PODER

     El poder es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en un país.  

El poder es lo que influye en el comportamiento sea en su pensamiento o en su actuar “con más poder” del que ya ejerce.    

Manifestaciones del poder:

     Por medio de la coacción, es el medio utilizado para que terceros sigan una determinada conducta.  Puede ser física o psicológica.

También puede ser por medio de la coerción: La coacción dio paso a la coerción que es la situación donde el tercero realiza el mandato debido a la amenaza del uso de la violencia, es decir la potencialidad del uso de esa violencia.

SERVICIO

     Con origen en el termino latino servitium, la palabra servicio define a la actividad y consecuencia de servir, es un verbo que se emplea para dar nombre a la condición de alguien que está a disposición de otro para hacer lo que este exige, ordena o necesita.

Entre las particularidades intrínsecas a un servicio que permiten diferenciar a este frente a un producto se pueden citar la intangibilidad (un servicio no puede ser visto, sentido olido ni escuchado antes de adquirirlo), la heterogeneidad (dos o más servicios pueden resultar parecidos pero nunca serán idénticos ni iguales), la percibilidad (un servicio no puede ser almacenado).


domingo, 8 de noviembre de 2015

Tercera entrega "La Acción Humana"

TERCERA PARTE, CAPITULO 2

7. Objetivo y metodología especifica de la historia

     El análisis de los múltiples acontecimientos referentes a la acción humana constituye el objeto de la historia.  Se afirma que la historia debería reflejar como sucedieron efectivamente los hechos, sin valorar ni prejuzgar (wertfrei, es decir, sin formular ningún juicio valorativo).  La obra del historiador tiene que ser fiel trasunto del pasado. 

Pero lo que sucede es que una autentica y plena reproducción del ayer exigiría recrear el pasado entero, lo cual, por desgracia resulta imposible. La historia no equivale a una copia mental; es más bien una imagen sintetizada de otros tiempos, formulada en términos ideales. 

El historiador debe ordenar los hechos, según el ideario que informe su exposición,  por eso se limita a destacar aquellos hechos que estima pertinentes.  El historiador, desde luego, no debe dejarse influir por prejuicios ni dogmas partidistas. Quienes manejar los sucesos históricos como armas dialécticas en su controversias no son historiadores, sino propagandistas yy apologistas. El historiador aspira ante todo, al conocimiento. 

Se ha dicho que el historiador no puede evitar el juicio valorativo, ha de discriminar, ha de destacar ciertos aspectos que estima de mayor trascendencia, silenciando otras circunstancias. Tal selección, se dice, implica ya un juicio valorativo.   El curso de la historia depende de las acciones de los individuos y de los efectos provocados por los juicios de valor de los interesados, es decir, por los fines que ellos mismo desean alcanzar y los medios que a tal objeto aplican.  La genuina tarea del historiados estriba siempre en interpretar las cosas tal y como sucedieron. 

Una cosa es comprender históricamente una obra de arte, ponderando su trascendencia, significación e influjo en el fluir de los acontecimientos y otra muy distinta apreciarla como tal obra artística, compenetrándose con ella emocionalmente. 

La historia económica es posiblemente solo en razón a que existe una teoría económica, la cual explica las consecuencias económicas de las actuaciones humanas.  Sin doctrina económica, toda historia referente a hechos económicos no sería más que mera acumulación de datos inconexos, abierta a las más arbitrarias interpretaciones. 


8. Concepción y comprensión

     La misión de las ciencias de la acción humana consiste en descubrir el sentido y trascendencia de las distintas actuaciones.  A tal efecto, recurren a dos diferentes procedimientos metodológicos: la concepción y la comprensión.  Aquella es la herramienta mental de la praxeología; esta la de la historia.  El conocimiento praxeológico es siempre conceptual.  Se refiere a cuanto es obligado en toda acción humana.  Implica invariablemente manejar categorías y conceptos universales. 

Como ya antes se hacía notar, hay quienes suponen que la historia nunca puede ser realmente científica, ya que la comprensión histórica está condicionada por los propios juicios subjetivos de valor del historiador.   Cada nación, partido o grupo lingüístico tiene sus propios narradores y sus particulares ideas históricas. 

     El historiador advierte los fenómenos, que después reflejara mediante el ponderado análisis crítico de las fuentes.  Siempre que sean razonablemente fidedignas y ciertas las teorías de las ciencias no históricas que el historiador maneja al estudiar sus fuentes, no es posible ningún arbitrario desacuerdo respecto al establecimiento de los fenómenos en cuanto a tales. 

Ahora bien, los historiadores discrepan con frecuencia en lo atinente a las propias enseñanzas de las ciencias no históricas.  Resultan, así, discordancias por lo que se refiere al examen crítico de las fuentes y a las conclusiones que de ello se derivan.  Surgen insalvables disparidades de criterio.  Pero es de notar que estas no obedecen a opiniones contrarias en torno al fenómeno histórico en sí, sino a disconformidad acerca de problemas imperfectamente resueltos por las ciencias de índole no histórica. 

Solo si se cree que los hechos, por si solos, escriben su propia historia en la tabula rasa de la mente es posible responsabilizar a los historiadores por sus diferencias de criterio; ahora bien, tal actitud implica dejar de advertir que jamás la historia podrá abordarse más que partiendo de ciertos presupuestos, de tal suerte que todo desacuerdo en torno a dichos presupuestos,  es decir, en torno al contenido de las ramas no históricas del saber, ha de predeterminar por fuerza la exposición de los hechos históricos.  El historiador elige, de entre la infinidad de acaecimientos anteriores al hecho examinado, aquellos capaces de provocarlo - o de retrasar su aparición - , descartando aquellas otras circunstancias carentes, según su personal concepción de las ciencias no históricas, de cualquier influjo. 

Cada generación se ve en el caso de abordar, una vez más, los mismos problemas históricos, por cuanto se le presentan bajo nueva luz.  En el mundo de lo económico no hay relaciones constantes, por lo cual toda mediación resulta imposible.  Fuera del campo de la historia económica, nadie supuso jamás que las relaciones humanas registraran relaciones constantes. 

Si se debiera a una insuficiencia técnica, cabria al menos en ciertos casos, llegar a cifras aproximadas.  Pero no; el problema estriba, como se decía, en que no hay relaciones constantes en el mundo de la economía. Nos ilustran acerca de los que sucedió en un caso especifico que no volverá a repetirse. 

Tan solo mediante la comprensión puede el investigador ordenar los distintos factores causales con criterio cuantitativo en relación a los efectos provocados. En el terreno de la historia, la comprensión equivale, por así decirlo, al análisis cuantitativo y a la mediación. 

La comprensión aspira a ponderar la importancia específica de cada circunstancia histórica.  La libertad del historiador se halla limitada por la obligación de explicar racionalmente la realidad. Su única aspiración debe ser la de alcanzar la verdad. 

La comprensión histórica nunca puede llegar a conclusiones que hayan de ser aceptadas por todos. 
La comprensión en ningún modo es privilegio exclusivo de los historiadores, todos al observar de algún modo realizamos operaciones que no hacen observar la vida como historiador.  El hombre mira al futuro, por así decirlo, con ojos de historiador. 

Historia natural e historia humana

Al decir historia, pensamos exclusivamente en historia de las actuaciones humanas, terreno en el que la comprensión constituye la típica herramienta mental. 

9. Sobre los tipos de ideales

La historia interesa por hechos singulares e irrepetibles, es decir, por ese irreversible fluir de los acaecimientos humanos.  Aunque únicos e irrepetibles, los hechos históricos tienen un rasgo común: son acción humana.  La historia ordena y clasifica los innumerables acaecimientos con arreglo a su respectiva significación. 

El tipo ideal es un resultado de la comprensión de los motivos, las ideas y los propósitos de los individuos que actúan, así como de los medios que aplican.  Sin la ayuda de los tipos ideales no es posible abordar ningún problema histórico. 

De una forma u otra, cualquier acontecimiento histórico ha de ser e interpretado sobre la base de tipos ideales. 

El tipo ideal no viene a condicionar la compresión; antes al contrario, es el deseo de una más perfecta comprensión lo que exige estructura y emplear los correspondientes tipos ideales. 

Los tipos ideales se constituyen mediante ideas y conceptos formulados por las ciencias de índole no histórica.  Los tipos ideales, desde luego, brindan las ineludibles herramientas mentales que el estudio de la historia exige. El concepto económico de “empresario” no coincide con el tipo ideal “empresario” que la historia económica y la economía descriptiva manejan.  (Una tercera significación corresponde al concepto legal de “empresario”).  El término “empresario”, en el terreno económico, encarna una idea precisa y especifica, idea que, en el marco de la teoría del mercado, sirve para designar una función claramente individualizada.   El ideal tipo histórico de “empresario” no abarca los mismos sujetos que el concepto económico.  Nadie piensa, al hablar de “empresario” en el limpiabotas, ni en el taxista que trabaja con su propio automóvil, en el vendedor ambulante, ni en el humilde labriego. 

Los historiadores, se interesan más por ciertos tipos empresariales específicos, tales como el americano de los tiempos de Jefferson, el de la industria pesada alemana en la época de Guillermo II, el correspondiente a la industria textil de Nueva Inglaterra en las décadas que precedieron a la Primera Guerra Mundial, el de la haute finance (altas finanzas) protestante de Paris el de empresario autodidacta etc. 

10. Método de la economía política

     La economía no utiliza el método de la lógica ni el de las matemáticas. No se limita a formular puros razonamientos apriorísticos, desligados por completo de la realidad.  Se plantea supuestos concretos siempre y cuando sus análisis permita una mejor comprensión de los fenómenos reales.   La economía formula sus enseñanzas entrelazando el conocimiento apriorístico con el examen e interpretación de la realidad. 

Una cosa es la economía y otra la historia económica. Nunca ambas disciplinas deben confundirse.  Todo teorema económico resulta valido y exacto en cualquier supuesto en el que concurran las circunstancias previstas por el mismo. 

Ninguna referencia a cuestiones históricas o empíricas puede invalidar la afirmación de que la gente trabaja conscientemente para alcanzar ciertos objetivos deseados.  Todo conocimiento, por mínimo que sea, ha de adquirirlo el hombre fatalmente por vía de la razón. 

El hombre no es infalible. Busca siempre la verdad, es decir, aspira a aprehender la realidad lo mas perfectamente que las limitaciones de su mente y razón le permiten. 

No es posible abordar ningún específico ámbito económico si no se le ensambla en una teoría general de la acción.  Los historiadores a menudo se equivocan a este respecto.  Propenden a inventar los teoremas que mejor les convienen. Llegan incluso a olvidar que no se puede deducir ninguna relación causal del estudio de los fenómenos complejos. Vana es su pretensión de analizar la realidad sin apoyarse en lo que ellos califican de ideas preconcebidas.  En realidad, aplican sin darse cuenta doctrinas populares hace tiempo desenmascaradas como falaces y contradictorias. 

11. Las limitaciones de los conceptos praxeológicos

     Si estuviera plenamente satisfecho, no actuaria, y si fuera omnipotente, habría enteramente suprimido, de golpe la causa de su insatisfacción.  El ente todopoderoso no tiene por que elegir diferentes insatisfacciones. 
La acción es un despliegue de potencia y control limitados.  Es una manifestación del hombre, cuyo poder esta restringido por las limitaciones de su mente, por las exigencias fisiológicas de su cuerpo, por las realidades del medio en que opera y por la escasez de aquellos bienes de los que su bienestar depende. 
Vida y perfección son conceptos incompatibles ente si; pero igualmente lo son los de perfección y muerte.

El ser vivo no es perfecto por cuanto cambia; pero el muerto tampoco es perfecto porque le falta la vida. 
Los utópicos, sin embargo, prefirieron siempre desentenderse de la verdadera naturaleza humana y de las inmodificables circunstancias que informan la vida en este planeta.   Marx pasa enteramente por alto la escasez de los factores materiales de la producción.  

La estabilización y la seguridad constituyen las populares quimeras del momento.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

LEY DE SAY

LEY DE SAY

     En economía, la ley de Say es un principio atribuido a Jean Baptiste Say, que indica que no puede haber demanda sin oferta.  Cuantos más bienes (para los que hay demanda) se produzcan, más bienes existirán (oferta) que constituirán una demanda para otros bienes, es decir, la oferta crea su propia demanda.  Expresado en palabras del mismo Say:  “Un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos por todo el momento de su valor. En efecto, cuando un productor termina un producto, su mayor deseo es venderlo, para que el valor de dicho producto no permanezca improductivo en sus manos. Pero no está menos apresurado por deshacerse del dinero que le provee su venta, para que el valor del dinero tampoco quede improductivo.

Ahora bien, no podemos deshacernos del dinero más que motivados por el deseo de comprar un producto cualquiera.  Veremos entonces que el simple hecho de la formación de un producto abre, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos”.






     Puesto que la llamada Ley de Say ha sido objeto de extensa controversia a través de los años, se transcribe el capitulo XV del Tratado de economía política de Juan Bautista Say.


DE LAS SALIDAS (DE MANDA)


     Suelen decir los empresarios de los diversos ramos de industria que no está la dificultad en producir sino en vender, y que nunca dejaría de producirse bastante mercancía si se pudiese hallar fácilmente su despacho.  Cuando el empleo de sus productos es lento, difícil y poco ventajoso, dicen que escasea el dinero.  El objeto de sus deseos es un consumo activo que multiplique las ventas y sostenga los precios.  Mas si se les pregunta qué circunstancias y que causas son favorables al empleo de sus productos, se nota que por la mayor parte tienen ideas confusas sobre estas materias; que observan mal los hechos y los explica peor; que tienen por constante lo que es dudoso; que desean lo que es directamente contrario a sus intereses; y que procuran obtener del gobierno una protección fecunda en malos resultados.

     Para formar ideas más seguras y de una aplicación de orden superior, con respecto a lo que proporcionada salidas a los productos de la industria continuemos el análisis de los hechos más comunes y constantes; comparémoslos con lo que ya hemos aprendido por el mismo medio; y quizá descubriremos verdades nuevas, importantes, propias para ilustrar a los hombres industriosos acerca de sus deseos, y de tal naturaleza que aseguren el acierto de los gobiernos que deseen protegerlos. 

     El hombre cuya industria se aplica a dar valor a las cosas, disponiéndolas de modo que tangan un uso cualquieras que sea, no puede esperar que sea apreciado y pagado este valor sino donde haya otros hombres que tengan medios para adquirirlo.  ¿Y en qué consisten estos medios?  En otros valores y productos, fruto de su industria, de sus capitales y de sus tierras; de donde resulta, aunque a primera vista parezcan una paradoja, que la producción es la que da salida a los productos.

     Si dijese un mercader de telas: Yo no pido otros productos en lugar de los míos, sino solamente dinero; se le demostraría con facilidad que si su comprador se pone en estado de pagarle en dinero, es a consecuencia de las mercancías que el vende también por su parte.  “Un arrendador (se le podrá decir) comprara las telas de Ud, si tiene buenas cosechas y serán tantas más las que compre cuanto más haya producido.  Si nada produce, nada podrá comprar”.

     “Ud, mismo no puede comprarle su trigo y sus lanas, sino en cuanto produce telas. Se empeña ud, en que lo que necesita es dinero, y yo le digo que son otros productos.  En efecto ¿para qué quiere un, el dinero?  ¿No es con el objeto de comprar primeras materias para su industria, o comestibles para su consumo? Con que lo que ud, necesita son productos y no dinero.  La moneda que haya servido en la venta de sus productos, y en la compra que haya hecho de los productos de otro, servirá dentro de un momento para el mismo uso entre otros dos contratantes; después servirá para otros y otros en una serie progresiva que no acabara jamás; del mismo modo que un carruaje, que después de haber transportado el producto que ud, haya vendido, transportado otro, en seguida otro y así sucesivamente.  Cuando ud, no vende fácilmente sus productos ¿dice por ventura que es porque los compradores no tienen carruajes para llevárselos? Pues cabalmente el dinero no es más que el carruaje del valor de los productos.   Todo su uso se ha reducido a acarrear a casa de ud, el valor de los productos que había vendido el comprador para comprar los que ud, y así mismo trasportara a casa de aquel a quien ud, haga una compra por el valor que los productos que haya vendido a otros.


“Compra ud, pues, y compran todos las cosas que necesitan con el valor de sus productos, transformando momentáneamente en una suma de dinero.  De lo contrario  ¿Cómo se podrían comprar ahora en Francia, en el espacio de un año, seis y ocho veces más cosas que las que se compraban en el miserable reinado de Carlos VI?  Es evidente que sucede esto porque se producen en ella seis u ocho veces más cosas que antes, y porque se compran estas cosas unas con otros”. 

DOCUMENTO 3. PROCESO ECONOMICO I.

Redistribución de la riqueza

     La riqueza se adquiere a base del propio trabajo, el descubrimiento, por el intercambio o la donación. Se acumula, se trabaja y se ahorra, con la finalidad de formar un patrimonio.

En el mercado, los intercambios de bienes y servicios son voluntarios. La dinámica del intercambio de bienes y servicios es la que diaria y constantemente distribuye la riqueza en el mercado.

La redistribución impositiva de la riqueza consiste en redistribuir lo que ya esta previamente distribuido y, como consecuencia, surgirán problemas de equidad, aparte de los económicos.

Redistribución impositiva de Riqueza:

Transferencia coercitiva de bienes, y en especial de rentas, de unos sectores a otros de la población, para hacer la distribución de la misma más pareja.

La distribución de la riqueza dentro del mercado organizado libremente, seda en la medida que participamos y colaboramos en los procesos de intercambio, por ejemplo: el que produce una mesa, para su venta, hace que la mesa o su producto, resultado de la venta sea de él.

Cuando es producto de la cooperación de distintas personas que aportan su trabajo o sus bienes, la contribución de las personas es remunerada contractualmente por quien, en calidad de empresario, organizo y voluntariamente les contrato por el valor mutuamente convenido.

Cada quien tendrá su propia valoración subjetiva, pero NADIE PUEDE COBRAR MAS QUE LA VALORIZACION DEL MERCADO.

La parte de la riqueza o de la perdida producida que le corresponde al empresario es residual. Es especulativa. En todo caso, la riqueza producida (o perdida) habrá quedado distribuida en el momento que se produjo.

Hay que preguntar si la gente produciría mayor riqueza si supone que lo que va a producir será suyo.

Quien ofrece mejor oportunidad de empleo o de intercambio a los demás no es responsable de que otros no ofrezcan mejores oportunidades, ni mucho menos puede impedirlo, sin recurrir al uso del poder coercitivo del Estado.
No todos tendrán la misma oportunidad de ofrecer mejores oportunidades a los demás, pero en una sociedad libre todos tienen el derecho (libertad) de hacerlo.

Ya vimos anteriormente que la división del trabajo y el subsiguiente intercambio surgió debido a la discrepancia en el valor que las personas le atribuyen a las cosas, lo cual crea las oportunidades de beneficio mutuo.  

Puesto que en tanto el intercambio sea libre las dos personas ganan, podemos decir que, en una económica de mercado, la acumulación de una fortuna legítimamente adquirida por parte de alguna persona es evidencia de que esa persona enriqueció en alguna medida a los demás con quienes intercambio.

Esa fortuna no es causa de pobreza ajena, pues todos los que intercambiaron con la persona afortunada lo hicieron porque percibieron que así obtendrían mayor beneficio propio que optando por otras oportunidades que no les prometían mayor satisfacción.

Este hecho no es debidamente comprendido ni apreciado porque a través de la historia muchas personas efectivamente si han hacho fortunas utilizando el poder coercitivo del Estado; en alguna medida han privado de mejores opciones a otros miembros de la comunidad.

El error de comprensión consiste en no identificar esos casos como violaciones a aquella libertad de la cual depende “el mercado”, sino en considerarlos como propios del sistema de mercado, cuando propiamente pertenecen al sistema conocido como mercantilismo.

MERCANTILISMO:

     La doctrina mercantilista propugna por una fuerte autoridad central.  Se consideraba como algo esencial para la expansión de los mercados y la protección de los intereses comerciales.  Se consideraban los intereses del individuo como subordinados a los del Estado.  De acuerdo con este principio, se acepto y alentó la regulación del interés y de los salarios, la ordenación de la industria por medio de la concesión de privilegios de monopolio y el empleo de medidas proteccionistas sobre las actividades de los individuos.  

La ciencia económica se circunscribe a explicar el orden social libre, basado en la igualdad ante la ley y en los intercambios voluntarios.  Y por ello podemos afirmar que cuando sí se da la economía de mercado, la riqueza de unos es el resultado del enriquecimiento de otros y no la causa de su empobrecimiento.

La riqueza productiva como depósito condicionado:

     En cualquier organización social existe alguien que tiene la última responsabilidad de la decisión sobre el destino de los medios de producción y sobre la asignación de los recursos; es decir, de cómo los recursos disponibles habrán de usarse y combinarse para atender lo prioritario y desatender otras cosas.

Todo ello teniendo en cuenta que todos los recursos tienen usos alternos y que alguien tiene que disponer donde, cómo y cuando se utilizaran y para que no se utilizaran.

Inexorablemente, la responsabilidad por las decisiones últimas le corresponderá a alguien, o al imperfecto mercado al imperfecto Gobierno.   Bajo un sistema manejado por el Gobierno autoritario o totalitario, como se pretendía con el socialismo, quienes detentan el poder político, sea una sola persona o el cincuenta y uno por ciento de ellas, asignan políticamente las prioridades, los recursos para cumplirlas y la forma de distribuir la riqueza producida.

El régimen de propiedad privada y su libre intercambio dirigido por el proceso económico del mercado lo compara Ludwing von Mises con un plebiscito diario, que determina quienes son responsables de cada cantidad específica de los medios de producción y de los recursos.  A esos recursos sociales, bajo su responsabilidad se les reconoce como de su propiedad, en tanto y en cuanto los conserve de acuerdo con la regla cardinal del mercado: o sirven para enriquecer a los demás, o el proceso se los quita y transfiere su manejo a otros.  El mercado es implacable en mantener vigente su regla cardinal y por ello propiedad de un patrimonio siempre es precaria.

QUIEBRA:  Situación que se produce cuando en una empresa los pasivos son superiores a los activos y los ingresos son insuficientes para continuar en sus negocios.

     La quiebra ocurre cuando la suma de las pérdidas exceden el valor del patrimonio. En cambio, cuando el valor del producto es mayor que el valor de los recursos consumidos, evidentemente la riqueza aumenta y el patrimonio se acrecienta.

     Esa competencia entre participantes, cada quien actuando en distintas funciones simultáneamente como dueño de recursos, como consumidor y, en alguna medida, como empresario, es también una competencia por la propiedad de los recursos y de los productos.

     Todos estamos intentando aumentar nuestra propia riqueza de la única manera que es posible en un mercado, mediante el intento de satisfacer deseos ajenos por medio de intercambios voluntarios.  En nuestra calidad de consumidores, nuestro poder adquisitivo es, precisamente, el dinero que recibimos como retribución por nuestro aporte como vendedores de recursos.   A su vez, obtenemos bienes en el mercado de productos, pagándoles a los empresarios.  Ellos compiten entre sí tratando de enriquecer a los consumidores en el mercado de productos para salir favorecidos con sus compras; y compiten con otros empresarios tratando de enriquecer a los dueños de los recursos en el mercado de recursos.  Si el empresario pierde cualquiera de los dos, sus clientes o sus proveedores, perdería su patrimonio y dejaría de ser empresario.


Podemos decir que, formalmente, una fortuna consiste en el conjunto de “papeles” con valor (acciones, bonos, acreedurías, títulos de propiedad, contratos, patentes, etc) que están bajo la responsabilidad (propiedad) de alguna persona específica, en tanto los utilice de acuerdo con la regla cardinal del mercado, cuyo efecto en las demás personas es beneficio. Los “papeles” designan quien tiene por ahora el privilegio y la responsabilidad de decidir que uso se le dará a esos recursos.  Su éxito dependerá no de satisfacer sus propios gustos y prioridades, sino los gustos y prioridades de los demás, de acuerdo con el poder adquisitivo de los demás.  Solamente así conservara los “papelitos”.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

DOCUMENTO 2 Proceso Económico I

DE LA DISTRIBUCIÓN DE EMPRESARIOS, PROFESIONES Y TIERRAS

     En El mundo real la asignación de ocupaciones se puede observar en todos los campos.  Como ejemplo, un empresario de éxito contaba que el conocía a un amigo, aun de más éxito, que sin duda podría manejar mejor el negocio que el manejaba porque tenía ventaja en capacidad gerencial y que, sin embargo, no lo había desplazado.

Resultaban así ambos dedicando su esfuerzo y conocimientos donde su aporte al producto social era mayor, resulta que el más apto se dedica aquello donde su ventaja es mayor y prescinde de trabajar en aquello donde su ventaja es menor.

Es así que el cirujano no compite con la enfermera a pesar de que indudablemente podrá hacer le trabajo de enfermería mejor, porque tiene una ventaja muchísimo mayor y valiosa para la sociedad en hacer cirugía.  De manera que decide abstenerse de trabajar donde su ventaja es menor, en enfermería.
Todos ganan, pues la sociedad entera podrá obtener mayor cantidad y calidad de servicios médicos, gracias a esa división del trabajo.

También la Ley de Asociación no explica como en forma gradual y lenta la propiedad de la tierra tiende a llegar a manos de quienes dirigiendo su uso aumentan el producto social.

LA ESTRUCTURA DEL MERCADO

     La división del trabajo no sucedería sin la oportunidad de intercambiar lo producido.  El sastre produce pantalones, no porque necesite tantos pantalones, sino para conseguir los alimentos de sus hijos.  Su manera de producir pan es, no haciéndolo, sino haciendo más pantalones.  Y quien siembra las verduras no hace sus pantalones, sino que siembra verduras para tener pantalones.

Nadie produce “excedentes”.  Todo lo que se produce es con el objeto de intercambiarlo por lo que en última instancia se desea.  La esencia es la fluidez y dinámica de los mercados.

Todos somos dueños de recursos, todos somos consumidores, y todos tenemos algo de empresarios.  La influencia de nuestros actos en el mercado dependerá de la función que en ese momento desempeñamos:
Como dueños de recursos competimos vendiéndolos, pues si los empresarios los adquieren de otros ya no lograremos obtener algo a cambio de nuestros recursos.  Consecuentemente, en nuestro intento de venderlos, pujamos para abajo los precios de los recursos.

Como empresarios necesitamos adquirir los recursos para convertirlos en productos para el consumo y, en nuestro afán de comprarlos, pujamos para arriba los precios de los recursos, porque si otros empresarios los obtienen nos quedamos desprovistos.  En nuestro afán de vender pujamos para abajo los precios de los productos, compitiendo con otros empresarios para satisfacer a los consumidores.

Como consumidores acudimos al mercado para obtener los medios de satisfacer las necesidades las de nuestra familia, y en ese afán estamos buscando siempre los mejores precios.

Toda la coordinación que se realiza dentro de un mercado es determinada por el sistema de precios.
Cuando el derecho de propiedad está asegurado por la ley y por la gestión del gobierno, es a través del fenómeno de mercado que se seleccionan esos dirigentes.

El único que puede despedir al empresario es el cliente.  Los empresarios actuaran por el incentivo de mejorar su propia condición, pero como solamente podrán tener éxito satisfaciendo deseos ajenos, de acuerdo con criterios ajenos, entra en juego el mecanismo de la ley de ventaja comparativa.


LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

     El estado natural del hombre es la pobreza. La riqueza es artificial, la riqueza es el resultado de la aplicación del trabajo e ingenio del hombre en cooperación social.  Muchos son los ejemplos de empobrecimiento de sociedades enteras, como los países que adoptaron el Socialismo en el siglo XX.

LA TENENCIA DE LA RIQUEZA

     La forma en que está dividida la tenencia de riqueza (en un momento dado, pues cada momento cambia), generalmente se estudia dividiendo la población entre cinco grupos de acuerdo a sus ingresos.  Tenemos así el quintil más rico, el más pobre, y tres quintiles en medio.

La división en quintiles, si bien es útil para estudios demográficos relacionados con la tenencia de la riqueza, siempre es relativa, pues siempre se podrá dividir una sociedad en quintiles, no importa si se trata de una sociedad muy rica o muy pobre. 

La representación grafica piramidal de la distribución de la riqueza siempre será irregular (trapezoidal) en tanto no sean todos los ingresos exactamente iguales, pues siempre habrá una minoría de personas con ingresos menores que el promedio y otra con ingresos mayores.  Adentro de esa pirámide no hay estratos fijos, pues unas personas van para arriba y otras para abajo.

La riqueza no es una cantidad fija.  Solo tenemos que observar a nuestro alrededor, para notar que la riqueza se crea día a día, y siempre hay más.  No solamente el total es mayor, sino con el tiempo todos tienen más.  El pastel es más grande y a cada uno, además, le toca mayor tajada.

Obviamente esos aumentos de toda una población no podrían ser generales si la actividad económica de la sociedad fuese un “juego de suma cero”, en el cual lo que unos ganan es lo que otros pierden.  Como hemos visto el aumento de la riqueza es el resultado del enriquecimiento mutuo.

A medida que el liberalismo del renacimiento fue rompiendo las estructuras clasistas rígidas, se comenzó a dar cada vez mayor movilidad entre niveles de ingreso, y actualmente el proceso es muy dinámico.

En una sociedad basada en el respeto al derecho de propiedad -una sociedad de mercado-  la distribución de la riqueza ocurre encontramos muchos que están fuera del control de la persona.  El principal factor es el desempeño propio de la persona, el cual si esta bajo su control y su responsabilidad, pero también inciden otros factores, como la suerte, la gente que conoce, las circunstancias del nacimiento, las dotes personales, el país donde vive, el estado de progreso de época o lugar y muchos más.  

La suerte juega un papel importante, pues las oportunidades se dan en forma circunstancial y en ocasiones imprevistas, y otras cuyo aprovechamiento ya dependerá del talento y audacia de cada quien.


Cuando la sociedad se hace más compleja es fácil perder de vista que lo fundamental sigue siendo válido: que la gente tiene lo que produce, o lo que puede obtener a cambio de lo que produce. 

martes, 29 de septiembre de 2015

Lectura Complementaria. Adam Smith. Proceso Económico I.


Adam Smith (1787)




“No es nuestro propósito, de momento, investigar si esta propensión es uno de esos principios innatos en la naturaleza humana, de los que no puede darse una explicación ulterior, o si, como parece más probable, es la consecuencia de las facultades discursivas y del lenguaje.  Es común a todos los hombres y no se encuentra en otras especies de animales, que desconocen esta y otra clase de avenencias.  Cuando dos galgos corren una liebre, parece que obran de consumo.  Cada uno de ellos parece que la echa a su compañero o la intercepta cuando el otro la dirige hacia él: mas esto, naturalmente, no es la consecuencia de ningún convenio, sino el resultado accidental y simultáneo de sus instintos coincidentes en el mismo objeto.

Nadie ha visto todavía que los perros cambien de una manera deliberada y equitativa un hueso por otro.  Nadie ha visto tampoco que un animal dé a entender a otro, con sus ademanes o expresiones guturales, esto es mío, o tuyo, o estoy dispuesto a cambiarlo por aquello.  Cuando un animal sedea obtener cualquier cosa del hombre o de un irracional no tiene otro medio de persuasión sino el halago.  El cachorro acaricia a la madre y el perro procura con mil zalamerías atraer la atención del dueño, cuando este se sienta a comer, para conseguir que le dé algo.  El hombre utiliza las mismas artes con sus semejantes, y cuando no encuentra otro modo de hacerlo actuar conforme a sus intenciones, procura granjearse su voluntad procediendo en forma servil y lisonjera.  Mas no en todo momento se le ofrece ocasión de actuar así.  En una sociedad civilizada necesita a cada instante la cooperación y asistencia de la multitud, en tanto que su vida entera apenas le basta para conquistar la amistad de contadas personas.

En casi todas las otras especies zoológicas el individuo, cuando ha alcanzado la madurez, conquista la independencia y no necesita el concurso de otro ser viviente.  Pero el hombre reclama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de sus semejantes y en vano puede esperarla solo de su benevolencia.  La conseguirá con mayor seguridad interesando en su favor el egoísmo de los otros y haciéndoles ver que es ventajoso para ellos hacer lo que se les pide.

Quien propone a otro un trato le está haciendo una de esas proposiciones. Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas, es el sentido de cualquier clase de oferta.  Y así obtenemos de los demás la mayor parte de los servicios que necesitamos.  No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés.  No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas.  Solo el mendigo depende principalmente de la benevolencia de sus conciudadanos; pero no en absoluto.  Es cierto que la caridad de gentes bien dispuestas le suministra la subsistencia completa; pero, aunque esta condición altruista le procure todo lo necesario, la caridad no satisface sus deseos en la medida en que la necesidad se presenta: la mayor parte de sus necesidades eventuales se remedian de la misma manera que las otras personas, por trato, cambio o compra.

Con el dinero que recibe compra comida, cambia la ropa vieja que se le da para otros vestidos viejos también, pero no le vienen mejor, o los entrega a cambio de albergue, alimentos o moneda, cuando así lo necesita.  De la misma manera que recibimos la mayor parte de los servicios mutuos que necesitamos, por convenio, trueque o compra, es esa misma inclinación ala permuta la causa originaria de la división del trabajo.

Párrafo tomado del libro. El Proceso Económico
Dr. Manuel Ayúa Cordón.
Párrafo reproduce de Lectures, P. 16g. Está basado en

Mandeville, Fable of the Bees, pt II (1729), VI pp. 421-422.