lunes, 13 de noviembre de 2017

INTRODUCCIÓN I (LA ACCIÓN HUMANA)


LA ACCIÓN HUMANA


INTRODUCCIÓN

1.     ECONOMÍA Y PRAXEOLOGÍA:

     La economía es la más joven de todas las ciencias.  La ciencia económica abrió a la ciencia humana un campo antes inaccesible y ni siquiera imaginado. El descubrimiento de una regularidad en la secuencia e interdependencia de los fenómenos del mercado desbordaba el sistema tradicional del saber. Surgía así un conocimiento que no era ni lógica, ni matemática, ni tampoco psicología, física o biológica.

La economía es una ciencia sumamente interesante, especialmente si observamos que los “científicos” tradicionales no comprendían o no observaban que, en la economía no se da esa regularidad que pretendían establecer en el orden social, ya que no se da esa regularidad fenomenológica que observamos en el campo del funcionamiento del razonar humano y en el de los fenómenos naturales.  Descuidaron la investigación de las leyes de la cooperación social, pues pensaban que el hombre podía organizar la sociedad como mejor le plazca.  Cuando la realidad no se ajustaba al deseo del reformador y las utopías resultaban irrealizables, el fracaso se atribuía a la imperfección moral de los humano.

Los problemas sociales se consideraban cuestiones puramente éticas. Para edificar la sociedad ideal solo se precisaba contar con rectores gobernantes y súbditos virtuosos. De este modo, cualquier utopía podía convertirse en realidad.

Por lo tanto es indispensable considerar a la acción humana y la cooperación social como objeto de una ciencia de relaciones dadas, y no ya como una disciplina normativa de lo que debe ser, era una revolución de enormes consecuencias tanto para el conocimiento y la filosofía como para la propia acción social.

Los economistas clásicos, no podían comprender mucho las relaciones dadas, que proponía esta nueva forma de pensamiento económico, ya que se topaban con el obstáculo de la aparente antinomia del valor, la cual fueron incapaces de resolver.

La transformación del pensamiento que iniciaron los economistas clásicos solo fue culminada por la moderna economía subjetiva, que convirtió la teoría de los precios del mercado en una teoría general de la elección humana.

La teoría general de la elección y la preferencia rebasaba el campo al que los economistas, desde Cantillon, Hume y Adam Smith hasta John Sutart Mill, circunscriben sus estudios. Es mucho más que una mera teoría del “aspecto económico” del esfuerzo humano por mejorar su bienestar material. Es la ciencia de toda forma de acción humana. La elección de determinara todas las decisiones del hombre.  

Finalmente debemos de estar claros en que todo estudio económico debe partir de actos que consisten en optar y preferir; la economía es una parte, si bien la más elaborada hasta ahora, de una ciencia más universal, la praxeología.

2.     EL PROBLEMA EPISTEMOLÓGICO DE UNA TEORÍA GENERAL DE LA ACCIÓN HUMANA:

     En la nueva ciencia todo parecía un problema. Era como un cuerpo extraño en el sistema tradicional del saber.  Si la economía no se acoplaba al sistema, era porque los economistas utilizan métodos imperfectos al abordar sus problemas.

Aun actualmente está muy extendido el error de suponer que la economía puede proseguir tranquilamente sus estudios prescindiendo de las discusiones relativas al método mejor de investigación.  Muchos tratadistas negaron valor y utilidad a la teoría económica. El historicismo pretendió sustituirla por la historia económica y el positivismo por una imposible ciencia social basada en la estructura y la lógica de la mecánica newtoniana. Ambas escuelas coincidían en menospreciar las conquistas del pensamiento económico.

Muchos detractores del nuevo pensamiento económico manifestaban que la economía era un engendro burgués y los economistas “sicofantes” del capitalismo. Solo la sociedad sin clase de la utopía socialista reemplazaría las mentiras ideológicas por la verdad.

Por ejemplo, el polilogismo de las clases sociales, adoptó más tarde una nueva forma, frente al Historicismo, asegurando que la estructura lógica del pensamiento y los métodos de acción del hombre cambian en el curso de la evolución histórica.

El polilogismo en general es la adjudicación de una característica “especial” del ser humano, derivado de su raza, color, credo o cualquier otra forma de segregación utilizada en el pasado o aun en el presente.

Estas doctrinas rebasan la esfera de la cataláctica. Ponen en tela de juicio no solo la economía y la praxeología, sino además todas las ramas del saber y hasta la propia razón humana.

El polilogismo y el antirracionalismo sostienen que es ilusorio pretender que la investigación científica pueda sentar conclusiones validas para los pueblos de todas las épocas, razas y clases sociales y se complacen en adjetivar de burgués u occidentales determinadas teorías físicas o biológicas.

El motivo principal del desarrollo de las doctrinas del polilogismo, del historicismo y del irracionalismo no era otro que proporcionar una justificación para rechazar las enseñanzas de la economía en la determinación de la política económica.

Existe una generalizada opinión según la cual los teoremas económicos solo son validaos bajo hipotéticas condiciones que nunca se dan y que, por tanto, carecen de interés cuando se trata de la realidad.
Es por ello que la tarea primordial de todo investigador estriba en analizar exhaustivamente y definir las condiciones y supuestos bajo los cuales cobran validez sus afirmaciones.

El principal problema de la economía se reduce a precisar la adecuación entre las afirmaciones catalácticas y la realidad de esa acción humana que se pretende llegar a conocer.

El pensamiento económico debe estructurarse de tal suerte que resulte inmune a la crítica del antirracionalismo, el historicismo, el panfisicismo, el comportamientismo y demás variables de los polilogismos.


Es necesario abordar los problemas económicos desde la teoría cataláctica sobre la solida base de una teoría general de la acción humana: la praxeología. Tal planteamiento no solo la hará inmune a muchas críticas carentes de consistencia, sino que, además, aclarara numerosos problemas en la actualidad mal enfocados y peor resueltos. Con este criterio se suscita, de modo singular, la cuestión relativa al cálculo económico. 

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