Redistribución de la riqueza
La riqueza se adquiere a base del propio
trabajo, el descubrimiento, por el intercambio o la donación. Se acumula, se
trabaja y se ahorra, con la finalidad de formar un patrimonio.
En el
mercado, los intercambios de bienes y servicios son voluntarios. La dinámica
del intercambio de bienes y servicios es la que diaria y constantemente
distribuye la riqueza en el mercado.
La
redistribución impositiva de la riqueza consiste en redistribuir lo que ya esta
previamente distribuido y, como consecuencia, surgirán problemas de equidad,
aparte de los económicos.
Redistribución impositiva de Riqueza:
Transferencia
coercitiva de bienes, y en especial de rentas, de unos sectores a otros de la población,
para hacer la distribución de la misma más pareja.
La
distribución de la riqueza dentro del mercado organizado libremente, seda en la
medida que participamos y colaboramos en los procesos de intercambio, por
ejemplo: el que produce una mesa, para su venta, hace que la mesa o su
producto, resultado de la venta sea de él.
Cuando es
producto de la cooperación de distintas personas que aportan su trabajo o sus
bienes, la contribución de las personas es remunerada contractualmente por
quien, en calidad de empresario, organizo y voluntariamente les contrato por el
valor mutuamente convenido.
Cada quien
tendrá su propia valoración subjetiva, pero NADIE PUEDE COBRAR MAS QUE LA
VALORIZACION DEL MERCADO.
La parte de
la riqueza o de la perdida producida que le corresponde al empresario es
residual. Es especulativa. En todo caso, la riqueza producida (o perdida) habrá
quedado distribuida en el momento que se produjo.
Hay que
preguntar si la gente produciría mayor riqueza si supone que lo que va a
producir será suyo.
Quien
ofrece mejor oportunidad de empleo o de intercambio a los demás no es
responsable de que otros no ofrezcan mejores oportunidades, ni mucho menos
puede impedirlo, sin recurrir al uso del poder coercitivo del Estado.
No todos
tendrán la misma oportunidad de ofrecer mejores oportunidades a los demás, pero
en una sociedad libre todos tienen el derecho (libertad) de hacerlo.
Ya vimos
anteriormente que la división del trabajo y el subsiguiente intercambio surgió
debido a la discrepancia en el valor que las personas le atribuyen a las cosas,
lo cual crea las oportunidades de beneficio mutuo.
Puesto que
en tanto el intercambio sea libre las dos personas ganan, podemos decir que, en
una económica de mercado, la acumulación de una fortuna legítimamente adquirida
por parte de alguna persona es evidencia de que esa persona enriqueció en
alguna medida a los demás con quienes intercambio.
Esa fortuna
no es causa de pobreza ajena, pues todos los que intercambiaron con la persona
afortunada lo hicieron porque percibieron que así obtendrían mayor beneficio
propio que optando por otras oportunidades que no les prometían mayor
satisfacción.
Este hecho
no es debidamente comprendido ni apreciado porque a través de la historia
muchas personas efectivamente si han hacho fortunas utilizando el poder
coercitivo del Estado; en alguna medida han privado de mejores opciones a otros
miembros de la comunidad.
El error de
comprensión consiste en no identificar esos casos como violaciones a aquella
libertad de la cual depende “el mercado”, sino en considerarlos como propios
del sistema de mercado, cuando propiamente pertenecen al sistema conocido como
mercantilismo.
MERCANTILISMO:
La doctrina mercantilista propugna por una
fuerte autoridad central. Se consideraba
como algo esencial para la expansión de los mercados y la protección de los
intereses comerciales. Se consideraban
los intereses del individuo como subordinados a los del Estado. De acuerdo con este principio, se acepto y
alentó la regulación del interés y de los salarios, la ordenación de la
industria por medio de la concesión de privilegios de monopolio y el empleo de
medidas proteccionistas sobre las actividades de los individuos.
La ciencia
económica se circunscribe a explicar el orden social libre, basado en la
igualdad ante la ley y en los intercambios voluntarios. Y por ello podemos afirmar que cuando sí se
da la economía de mercado, la riqueza de unos es el resultado del
enriquecimiento de otros y no la causa de su empobrecimiento.
La riqueza productiva como depósito condicionado:
En cualquier organización social existe
alguien que tiene la última responsabilidad de la decisión sobre el destino de
los medios de producción y sobre la asignación de los recursos; es decir, de
cómo los recursos disponibles habrán de usarse y combinarse para atender lo
prioritario y desatender otras cosas.
Todo ello
teniendo en cuenta que todos los recursos tienen usos alternos y que alguien
tiene que disponer donde, cómo y cuando se utilizaran y para que no se
utilizaran.
Inexorablemente,
la responsabilidad por las decisiones últimas le corresponderá a alguien, o al
imperfecto mercado al imperfecto Gobierno. Bajo un sistema manejado por el Gobierno
autoritario o totalitario, como se pretendía con el socialismo, quienes
detentan el poder político, sea una sola persona o el cincuenta y uno por
ciento de ellas, asignan políticamente las prioridades, los
recursos para cumplirlas y la forma de distribuir la riqueza producida.
El régimen
de propiedad privada y su libre intercambio dirigido por el proceso económico
del mercado lo compara Ludwing von Mises con un plebiscito diario, que
determina quienes son responsables de cada cantidad específica de los medios de
producción y de los recursos. A
esos recursos sociales, bajo su responsabilidad se les reconoce como de su
propiedad, en tanto y en cuanto los conserve de acuerdo con la regla cardinal
del mercado: o sirven para enriquecer a los demás, o el proceso se los quita y
transfiere su manejo a otros. El
mercado es implacable en mantener vigente su regla cardinal y por ello
propiedad de un patrimonio siempre es precaria.
QUIEBRA: Situación que se produce cuando en una empresa
los pasivos son superiores a los activos y los ingresos son insuficientes para
continuar en sus negocios.
La quiebra ocurre cuando la suma de las
pérdidas exceden el valor del patrimonio. En cambio, cuando el valor del
producto es mayor que el valor de los recursos consumidos, evidentemente la
riqueza aumenta y el patrimonio se acrecienta.
Esa competencia entre participantes, cada
quien actuando en distintas funciones simultáneamente como dueño de recursos,
como consumidor y, en alguna medida, como empresario, es también una
competencia por la propiedad de los recursos y de los productos.
Todos estamos intentando aumentar nuestra
propia riqueza de la única manera que es posible en un mercado, mediante el
intento de satisfacer deseos ajenos por medio de intercambios voluntarios. En nuestra calidad de consumidores, nuestro
poder adquisitivo es, precisamente, el dinero que recibimos como retribución
por nuestro aporte como vendedores de recursos. A su vez, obtenemos bienes en el mercado de
productos, pagándoles a los empresarios.
Ellos compiten entre sí tratando de enriquecer a los consumidores en el
mercado de productos para salir favorecidos con sus compras; y compiten con
otros empresarios tratando de enriquecer a los dueños de los recursos en el
mercado de recursos. Si el empresario
pierde cualquiera de los dos, sus clientes o sus proveedores, perdería su
patrimonio y dejaría de ser empresario.
Podemos
decir que, formalmente, una fortuna consiste en el conjunto de “papeles” con
valor (acciones, bonos, acreedurías, títulos de propiedad, contratos, patentes,
etc) que están bajo la responsabilidad (propiedad) de alguna persona específica,
en tanto los utilice de acuerdo con la regla cardinal del mercado, cuyo efecto
en las demás personas es beneficio. Los “papeles” designan quien tiene por
ahora el privilegio y la responsabilidad de decidir que uso se le dará a esos
recursos. Su éxito dependerá no de satisfacer
sus propios gustos y prioridades, sino los gustos y prioridades de los demás,
de acuerdo con el poder adquisitivo de los demás. Solamente así conservara los “papelitos”.
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