LA ACCIÓN HUMANA
INTRODUCCIÓN
1. ECONOMÍA Y PRAXEOLOGÍA:
La economía es
la más joven de todas las ciencias. La
ciencia económica abrió a la ciencia humana un campo antes inaccesible y ni
siquiera imaginado. El descubrimiento de una regularidad en la secuencia e
interdependencia de los fenómenos del mercado desbordaba el sistema tradicional
del saber. Surgía así un conocimiento que no era ni lógica, ni matemática, ni
tampoco psicología, física o biológica.
La economía es una ciencia sumamente interesante,
especialmente si observamos que los “científicos” tradicionales no comprendían o
no observaban que, en la economía no se da esa regularidad que pretendían establecer
en el orden social, ya que no se da esa regularidad fenomenológica que
observamos en el campo del funcionamiento del razonar humano y en el de los fenómenos
naturales. Descuidaron la investigación de
las leyes de la cooperación social, pues pensaban que el hombre podía organizar
la sociedad como mejor le plazca. Cuando
la realidad no se ajustaba al deseo del reformador y las utopías resultaban
irrealizables, el fracaso se atribuía a la imperfección moral de los humano.
Los problemas sociales se consideraban cuestiones
puramente éticas. Para edificar la sociedad ideal solo se precisaba contar con
rectores gobernantes y súbditos virtuosos. De este modo, cualquier utopía podía
convertirse en realidad.
Por lo tanto es indispensable considerar a la acción humana
y la cooperación social como objeto de una ciencia de relaciones dadas, y no ya
como una disciplina normativa de lo que debe ser, era una revolución de enormes
consecuencias tanto para el conocimiento y la filosofía como para la propia acción
social.
Los economistas clásicos, no podían comprender mucho las
relaciones dadas, que proponía esta nueva forma de pensamiento económico, ya
que se topaban con el obstáculo de la aparente antinomia del valor, la cual
fueron incapaces de resolver.
La transformación del pensamiento que iniciaron los
economistas clásicos solo fue culminada por la moderna economía subjetiva, que convirtió
la teoría de los precios del mercado en una teoría general de la elección humana.
La teoría general de la elección y la preferencia
rebasaba el campo al que los economistas, desde Cantillon, Hume y Adam Smith hasta
John Sutart Mill, circunscriben sus estudios. Es mucho más que una mera teoría del
“aspecto económico” del esfuerzo humano por mejorar su bienestar material. Es
la ciencia de toda forma de acción humana. La elección de determinara todas las
decisiones del hombre.
Finalmente debemos de estar claros en que todo estudio económico
debe partir de actos que consisten en optar y preferir; la economía es una
parte, si bien la más elaborada hasta ahora, de una ciencia más universal, la praxeología.
2. EL PROBLEMA EPISTEMOLÓGICO
DE UNA TEORÍA GENERAL DE LA ACCIÓN HUMANA:
En la nueva
ciencia todo parecía un problema. Era como un cuerpo extraño en el sistema
tradicional del saber. Si la economía no
se acoplaba al sistema, era porque los economistas utilizan métodos imperfectos
al abordar sus problemas.
Aun actualmente está muy extendido el error de suponer que
la economía puede proseguir tranquilamente sus estudios prescindiendo de las discusiones
relativas al método mejor de investigación. Muchos tratadistas negaron valor y utilidad a
la teoría económica. El historicismo pretendió sustituirla por la historia económica
y el positivismo por una imposible ciencia social basada en la estructura y la lógica
de la mecánica newtoniana. Ambas escuelas coincidían en menospreciar las
conquistas del pensamiento económico.
Muchos detractores del nuevo pensamiento económico manifestaban
que la economía era un engendro burgués y los economistas “sicofantes” del
capitalismo. Solo la sociedad sin clase de la utopía socialista reemplazaría
las mentiras ideológicas por la verdad.
Por ejemplo, el polilogismo de las clases sociales, adoptó
más tarde una nueva forma, frente al Historicismo, asegurando que la estructura
lógica del pensamiento y los métodos de acción del hombre cambian en el curso
de la evolución histórica.
El polilogismo en general es la adjudicación de una característica
“especial” del ser humano, derivado de su raza, color, credo o cualquier otra
forma de segregación utilizada en el pasado o aun en el presente.
Estas doctrinas rebasan la esfera de la cataláctica.
Ponen en tela de juicio no solo la economía y la praxeología, sino además todas
las ramas del saber y hasta la propia razón humana.
El polilogismo y el antirracionalismo sostienen que es
ilusorio pretender que la investigación científica pueda sentar conclusiones
validas para los pueblos de todas las épocas, razas y clases sociales y se
complacen en adjetivar de burgués u occidentales determinadas teorías físicas o
biológicas.
El motivo principal del desarrollo de las doctrinas del
polilogismo, del historicismo y del irracionalismo no era otro que proporcionar
una justificación para rechazar las enseñanzas de la economía en la determinación
de la política económica.
Existe una generalizada opinión según la cual los
teoremas económicos solo son validaos bajo hipotéticas condiciones que nunca se
dan y que, por tanto, carecen de interés cuando se trata de la realidad.
Es por ello que la tarea primordial de todo investigador
estriba en analizar exhaustivamente y definir las condiciones y supuestos bajo
los cuales cobran validez sus afirmaciones.
El principal problema de la economía se reduce a precisar
la adecuación entre las afirmaciones catalácticas y la realidad de esa acción humana
que se pretende llegar a conocer.
El pensamiento económico debe estructurarse de tal suerte
que resulte inmune a la crítica del antirracionalismo, el historicismo, el
panfisicismo, el comportamientismo y demás variables de los polilogismos.
Es necesario abordar los problemas económicos desde la teoría
cataláctica sobre la solida base de una teoría general de la acción humana: la praxeología.
Tal planteamiento no solo la hará inmune a muchas críticas carentes de
consistencia, sino que, además, aclarara numerosos problemas en la actualidad
mal enfocados y peor resueltos. Con este criterio se suscita, de modo singular,
la cuestión relativa al cálculo económico.
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