miércoles, 23 de septiembre de 2015

CAPITULO 2 El poder creador de la civilización libre

PRIMERA PARTE

EL VALOR DE LA LIBETAD

CAPITULO II EL PODER CREADOR DE LA CIVILIZACION LIBRE


                                                              Prometeo

1.      La civilización y el desarrollo del poder.

La sentencia socrática de que el reconocimiento de la ignorancia es el comienzo de la sabiduría.  Ello es de suma importancia, ya que, la ignorancia del hombre le ayuda en la consecución de sus fines.   Podemos manifestar que, la civilización comienza cuando en la persecución de sus fines el individuo puede sobrepasar los límites de su ignorancia aprovechándose de conocimientos que no poseía.

La gran mayoría de problemas están dominados por la “dificultad practica” que, de hecho, nuestro conocimiento se halla muy lejos de la perfección.

Muchas de las construcciones utópicas carecen de valor, ya que siguen la dirección de teorías que desechan la utilización de principios o premisas que fundamenten un conocimiento perfecto y cierto.

El ser humano ha creado su civilización y que esta constituye una producción de las acciones humanas, sin embargo ello no significa que la civilización sea el resultado de los designios humanos.

La idea de que el hombre está dotado de una mente capaz de concebir y crear civilización es fundamentalmente falsa.   La mente humana es en sí misma un sistema que cambia constantemente como resultado de sus esfuerzos para adaptarse al ambiente que la rodea.

La concepción del hombre que construye deliberadamente su civilización brota de un erróneo intelectualismo para el que la razón humana es independiente de la naturaleza y posee conocimientos y capacidad de razonar independientes de la experiencia. Sin embargo, el desarrollo de la mente humana es parte del desarrollo de la civilización.

La mente humana no puede nunca prever sus propios progresos.   El conocimiento existe únicamente como conocimiento individual. No existe como elemento, la suma de conocimiento de todos los individuos.  El gran problema estriba en la manera de aprovecharse de este conocimiento, que existe solamente disperso como partes diferentes y separadas y a veces como creencias en conflicto de todos los hombres.

En otras palabras; como miembro de una sociedad civilizada, el hombre puede perseguir sus fines individuales con mucho más éxito del que obtendría actuando como francotirador, porque la civilización nos facilita constantemente el aprovechamiento del conocimiento que individualmente no poseemos y porque cada individuo, al utilizar su particular conocimiento, ayuda a otros individuos desconocidos.

2.      Manera de utilizar la experiencia

     Los métodos científicos de investigación del conocimiento no son capaces de satisfacer todas las necesidades de conocimiento explicito de la sociedad.

Debemos de comprender que, ni todo el conocimiento es parte de nuestro intelecto ni nuestro intelecto la totalidad de nuestro conocimiento. Todas nuestras costumbres, conocimiento prácticos, actitudes emocionales, instrumentos e instituciones son, en este sentido, adaptaciones a experiencias pasadas que se han desarrollado por eliminación selectiva de las conductas menos convenientes y que constituyen con mucho la indispensable base del éxito en la acción, de la misma forma que lo es nuestro conocimiento consciente.

Durante mucho tiempo  hemos conocido la afirmación de F.P. Ramsey, en The Foundations of Matematics: “Únicamente la ciencia constituye materia propia del conocimiento humano”.

Cuanto mayor es el conocimiento que los hombres poseen, menor es la parte del mismo que la mente humana puede absorber.  Cuanto más civilizados somos, mas ignorancia acusamos de las realidades en que se basa el funcionamiento de la civilización.  La misma división del conocimiento aumenta la necesaria ignorancia del individuo sobre la mayor parte de tal conocimiento.

3.      Transmisión de la experiencia.

Cuando hablamos de transmisión y comunicación del conocimiento nos referimos dos aspectos del proceso de la civilización que ya hemos distinguido.  Estos dos aspectos no pueden separarse con mucha precisión, puesto que los medios de comunicación entre contemporáneos son parte de la herencia cultural que constantemente utiliza el hombre en la persecución de sus fines.

En The crime of Galileo.  G.  de Santillana no dice: “Los avances científicos no hacen sino extender nuestro contacto con lo desconocido”.

Generalmente, el hombre no solo ignora por que usa los instrumentos a su disposición de una forma o de otra, sino también hasta qué grado depende de que sus acciones tomen una determinada forma en vez de otra distinta.

Es tan difícil predecir quien probara estar en posesión de la justa combinación de aptitudes y oportunidades para encontrar el mejor camino como la manera o el proceso mediante el cual diferentes clases de conocimiento y habilidades se combinaran para lograr la solución del problema.

H.G. Barnett, en Innovation: The Basis of Cultural Change, dice: “Todo individuo, en muchos momentos de su vida, es un innovador”.   Vemos entonces que transcurrido algún tiempo las nuevas ideas tienen éxito, y entonces un creciente número de personas las acepta.  Esto es verdad en el sentido de que implica únicamente que la mayoría de la gente no es innovadora, sino mera imitadora de lo que hacen los demás.

La combinación de conocimiento y aptitud que lleva al éxito no es fruto de una deliberación común de gentes que buscan una solución a su problema mediante un esfuerzo conjunto, es el producto de individuales que imitan aquellos que han logrado más éxito en su existencia al guiarse por signos o símbolos tales como los precios obtenidos por sus productos o por expresiones de estima moral o estética al observar determinadas normas de conducta.

4.      Razones a favor de la libertad.

Los argumentos favorables a la libertad individual descansan principalmente en el reconocimiento de nuestra inevitable ignorancia de muchos de los factores que fundamentan el logro de nuestros fines y nuestro bienestar.   F.W. Maitland, manifestó que: “el más poderoso argumento es el que se basa en la ignorancia”.

Es mucho más basto lo que se desconoce que lo que conocemos. Si fuéramos omniscientes, existirían pocos argumentos a favor de la libertad. La libertad es esencial para dar cabida a lo imprevisible e impronosticable.    Ya que no lo podemos saber todo, confiamos en los esfuerzos independientes y competitivos de muchos para hacer frente a las necesidades que nos salen al paso.

Debemos de reconocer que el desarrollo e incluso la conservación de la civilización dependen en gran medida de la oportunidad de que ocurran causalidades.

El clásico argumento a favor de la tolerancia formulado por John Milton y John Locke y expuesto de nuevo por John Stuart Mill, es una aplicación especial de consideraciones generales a las que abre camino una percepción no racionalista del funcionamiento de nuestra mente.  Durante el desarrollo de esta obra podremos encontrar que todas las instituciones de la libertad son adaptaciones a este fundamental hecho de la ignorancia para enfrentarse con posibilidades y probabilidades, no con certeza. Para mejorar el conocimiento que poseemos, debemos adherirnos a reglas que la experiencia ha sancionado como de mejor servicio en general.

5.      La libertad como oportunidad

 El hombre aprende con el desengaño de sus expectativas.  Por encima de todo, tendríamos que proporcionar el máximo de oportunidades a cualquier clase de individuos a fin de que aprendiesen hechos que nosotros todavía desconocemos y que hiciesen uso de este conocimiento en sus actos. A través de los esfuerzos mutuamente ajustados de muchos individuos se utiliza más conocimiento del que cualquier persona posee o es posible que sintetice intelectualmente.   A través de la unificación del conocimiento disperso se obtiene logros más elevados que los que cualquier inteligencia única pudiera prever y disponer.  Esto es debido a que la libertad es la renuncia al control directo de los esfuerzos individuales.

Debemos de comprender que si, limitamos la libertad a casos especiales en que nos consta que será beneficiosa, tal libertad no logrará sus fines. Si supiéramos cuando debería utilizarse la libertad, desaparecería en gran medida las razones a favor de la misma.  Nuestra fe en la libertad no descansa en los resultados previsibles en circunstancias especiales, sino en la creencia de que, a fin de cuentas, dejara libres para el bien más fuerzas que para el mal.

Puede decirse asimismo que cuanto menor sea la oportunidad de utilizar la libertad para hacer una cosa específica, más preciosa será para la sociedad en conjunto. La libertad es tan importante, porque no sabemos como la utilizaran los individuos.

Los beneficios que yo deduzco de la libertad son de esta forma, y principalmente el resultado de la utilización de la libertad por otros y la mayoría de aquellos usos de la libertad que yo no podría aprovechar por mi mismo; por lo tanto, no es necesariamente la libertad que yo pueda ejercer por mi mismo la más importante para mí.

Lo que importa no es la libertad que yo personalmente desearía ejercitar, sino la libertad que puede necesitar una persona con vistas a hacer cosas beneficiosas para la “sociedad”. Solamente podemos asegurar esta libertad a las personas desconocidas dándosele a todos.

Los beneficios que se obtienen de la libertad de los otros se hacen más grandes cuando aumenta el número de aquellos que pueden ejercitar la libertad, sigue siendo mejor para todos que algunos sean libres en vez de que no lo sea ninguno.

Kline y Martin en el artículo “The Philosophical Theory of Property”, en la pagina 69 dicen: “Si ha de haber libertad para unos pocos que quieren gozar de ella, debe ofrecerse libertad a la restante mayoría. Si hay alguna lección clara en la historia, es ésta”.

6.       Libertad de pensamiento y de acción

     El individuo se mantiene en estado de acumulación de experiencias por instrumentos y formas de acción por lo que surgirá un crecimiento de conocimiento explicito.  Este proceso en virtud del cual surge lo nuevo se comprende mejor en la esfera intelectual cuando sus resultados constituyen las nuevas ideas.   En base a esta idea el hombre puede notar los grandes progresos que se alcanza con el conocimiento, no se pueden planificar, de que en el viaje hacia lo desconocido, que no otra cosa es la investigación.  Los resultados los conseguiremos en base a esfuerzos sistemáticos como de afortunados accidentes.

Los hombres solamente se ocupan de lo que conocen. Los aspectos inconscientes, a menudo se tratan como irracionales, en el sentido de ser contrarios a la acción inteligente.   Sin embargo, muchos de los “meros hábitos” e “instituciones sin significado” que utilizamos y presuponemos en nuestras acciones, son condiciones esenciales para lo que obtenemos.

La manipulación consciente del pensamiento abstracto, una vez que se ha puesto en marcha, tiene en cierta medida vida propia, no continuaría ni se desarrollaría sin la constante competición derivada de la habilidad de las gentes para actuar de una forma nueva, para intentar nuevas maneras de hacer las cosas y alterar la total estructura de la civilización mediante adaptaciones a los cambios.

El proceso intelectual es, efectivamente, solo un proceso de elaboración, solución y eliminación de ideas ya formadas.  En gran media, el afluir de nuevas ideas proviene de la esfera en donde la acción, a menudo acción no irracional, y los sucesos materiales chocan la una con los otros.

7.      Libertad y cambios en la escala de valores

La principal característica de la sociedad libre, es que los fines del hombre sean abiertos. Debemos de reconocer que incluso lo que consideramos bueno o bello cambia.   El hombre es una criatura de la civilización no solamente en cuento a su conocimiento, sino también respecto a sus fines y valores.

Los valores son creados y alterados por las mismas fuerzas evolucionistas que han producido nuestra inteligencia, la última decisión acerca de lo bueno o lo malo no será hecha por un discernimiento humano individual, sino por la decadencia de los grupos que sí hayan adherido a las creencias “equivocadas”.

La selección de individuos y grupos que lograran el éxito y continuaran existiendo depende tanto de los fines que persigan y los valores que gobiernen sus acciones como de los instrumentos y actitudes de que dispongan.

Grupos particulares pueden prosperar o decaer de acuerdo con los fines que persigan y el tipo de conducta que observen.
8.      Organización y competencia

La competencia, existe entre grupos organizados y desorganizados como la que se da entre individuos.  El empeño para alcanzar ciertos resultados mediante la cooperación y la organización constituye una parte integrante de la competencia igual que lo son los esfuerzos individuales.

El argumento a favor de la libertad no es un argumento contra la organización, uno de los mas poderosos medios que la razón humana puede utilizar, sino contra todas las organizaciones exclusivas privilegiadas y monopolísticas, contra el uso de la coacción para impedir a otros que traten de hacerlo mejor.

Podemos pensar entonces que la civilización se estancaría no porque las posibilidades de un mayor crecimiento hubiesen sido agotadas, sino porque el hombre habría conseguido subordinar completamente todas sus acciones y el medio que le rodea al estado existente de conocimiento, y por lo tanto faltaría la ocasión de que apareciesen nuevos conocimientos.

9.      Racionalismo y límites de la razón

El racionalismo se enfrenta a un dilema real. El uso de la razón apunta al control y a la predicción.  Sin embargo, los procesos del progreso de la razón descansan en la libertad y en la impredicción de las acciones humanas.


No estamos lejos del momento en que las fuerzas deliberadamente organizadas de la sociedad destruyan aquellas fuerzas espontaneas que hicieron posible el progreso. 

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