“LA DECADENCIA DE LA LEY”
(Capitulo XVI)
Toda la estructura de la organización bajo un sistema de normas,
universales, generales, impersonales y abstractas, desapareció después de
varios hechos históricos, pero el peor momento fue el de los juicios de Nuremberg,
ya que justifico a todas luces, destruir los principios generales del Derecho
en post de hacer lo que se creía y se exigía era lo justo en ese momento.
De este
momento tenemos que nuestro autor nos cuenta que hay cuatro movimientos que
inician la decadencia de la Ley, iniciando (injustamente) con el positivismo
jurídico, luego el historicismo, para pasar a la escuela del “libre arbitrio”
judicial y terminar con la doctrina del “interés jurídicamente protegido”.
Estoy personalmente
de acuerdo con el autor en los tres grupos que señala, pero no con el
positivismo, ya que la destrucción del positivismo, fue responsabilidad de una
sola persona y la cual también actuó directamente en los juicios de Nuremberg,
esta persona no es otra que Hans Kelsen.
Hans Kelsen en su lucha por evitar que
volviese a suceder una tragedia como la del holocausto judío, propuso la
creación de los tribunales del orden Constitucional, lo que hoy conocemos en
Guatemala como la Corte de Constitucionalidad.
Esto con la “buena idea” de tener un ente superior y supremo a toda la
estructura gubernamental, que pudiera poner en pie sobre los abusos que
hicieran las autoridades, y de esta forma por garantizar siempre los derechos
que se establecieran en la Constitución, porque gracias a la teoría de la
“robada” pirámide de Kelsen, ya no existiría nada sobre la Constitución, por lo
cual las Cortes Constitucionales podrían cuidar que se respetará el derecho de
todas las personas. Lo único en lo que Kelsen y todos los seguidores de la
teoría pura del derecho no pensaron, fue que al establecer ese ente supremo, lo
que estaban haciendo o creando era otro órgano supra estatal que rompía con la
idea Republicana constitucionalista que es la esencia pura de las garantías
individuales de las personas.
En este momento, fue que definitivamente,
el contenido de la concepción tradicional del imperio de la ley se empezó a
presentar como una superstición metafísica, ya que se puso toda la fe y la
esperanza en un grupo de personas que ahora poseían todo el poder de decisión
judicial, lo cual fue otra de las causas de la destrucción tanto del derecho
como de la ley.
A
partir de estos momentos se pensó, que todo lo que se hiciera o se escribirá en
ley sería bueno, y en ese momento se destruye la concepción del positivismo
jurídico, que nunca busco crear una gran cantidad de leyes, sino, dotar de
seguridad y certeza los actos que realizaran los hombres dentro de una sociedad
libre.
Así
mismo, se pensó que era una movida bien elaborada por parte de los
totalitarios, ya que ellos, como meta y así lo manifestaron una gran cantidad
de ocasiones era: “Destruir la Ley”. Los
socialistas al alcanzar ese fin tendrían todo servido para iniciar su lucha de
clases, y lograr sus metas, en virtud que no habría nada que garantizara el
respeto a los derechos individuales y pusiera limites al ejercicio del poder.
Así
podemos apreciar, tal y como lo manifiesta nuestro autor, que todas las medidas
que tienden a beneficiar a los más necesitados son siempre reaccionarias, y por
tal motivo necesitan de una ley que actué coercitivamente sobre quien piense
que esa decisión no es la correcta para alcanzar el fin determinado.
La
lucha contra el imperio de la ley ha sido muy amplia, desde varias aristas y
desde varias ópticas, tanto jurídicas como ideológicas, el problema principal
se da por el desconocimiento de, para qué sirve la ley y cuál es su fin. La ley tiene objetivos propios, y debe ser
observada especialmente por las autoridades ya que se hizo especialmente para
que ellos no abucen del poder temporal que poseen y ese poder es única y
exclusivamente para garantizar los derechos individuales de las personas y no
permitir que ninguna institución de gobierno abuso de los ciudadanos.
Esta sencilla instrucción jamás la comprendieron los integrantes de los Juicios de Nuremberg, quienes destruyeron el derecho, en post, de hacer lo justo, lo correcto y lo que la "sociedad civil" de esa época exigia. Aprendamos del pasado.
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