PRIMERA PARTE
EL VALOR DE LA LIBETAD
CAPITULO II
EL PODER CREADOR DE LA CIVILIZACION LIBRE
Prometeo
1. La civilización y el desarrollo del poder.
La sentencia socrática de que el
reconocimiento de la ignorancia es el comienzo de la sabiduría. Ello es de suma importancia, ya que, la
ignorancia del hombre le ayuda en la consecución de sus fines. Podemos manifestar que, la civilización
comienza cuando en la persecución de sus fines el individuo puede sobrepasar
los límites de su ignorancia aprovechándose de conocimientos que no poseía.
La gran mayoría de problemas están
dominados por la “dificultad practica” que, de hecho, nuestro conocimiento se
halla muy lejos de la perfección.
Muchas de las construcciones utópicas
carecen de valor, ya que siguen la dirección de teorías que desechan la
utilización de principios o premisas que fundamenten un conocimiento perfecto y
cierto.
El ser humano ha creado su
civilización y que esta constituye una producción de las acciones humanas, sin
embargo ello no significa que la civilización sea el resultado de los designios
humanos.
La idea de que el hombre está dotado
de una mente capaz de concebir y crear civilización es fundamentalmente
falsa. La mente humana es en sí misma
un sistema que cambia constantemente como resultado de sus esfuerzos para
adaptarse al ambiente que la rodea.
La concepción del hombre que
construye deliberadamente su civilización brota de un erróneo intelectualismo
para el que la razón humana es independiente de la naturaleza y posee
conocimientos y capacidad de razonar independientes de la experiencia. Sin
embargo, el desarrollo de la mente humana es parte del desarrollo de la
civilización.
La mente humana no puede nunca prever
sus propios progresos. El conocimiento
existe únicamente como conocimiento individual. No existe como elemento, la
suma de conocimiento de todos los individuos.
El gran problema estriba en la manera de aprovecharse de este
conocimiento, que existe solamente disperso como partes diferentes y separadas
y a veces como creencias en conflicto de todos los hombres.
En otras palabras; como miembro de
una sociedad civilizada, el hombre puede perseguir sus fines individuales con
mucho más éxito del que obtendría actuando como francotirador, porque la
civilización nos facilita constantemente el aprovechamiento del conocimiento
que individualmente no poseemos y porque cada individuo, al utilizar su
particular conocimiento, ayuda a otros individuos desconocidos.
2. Manera de utilizar la experiencia
Los métodos científicos de investigación del conocimiento no son capaces
de satisfacer todas las necesidades de conocimiento explicito de la sociedad.
Debemos de comprender que, ni todo el
conocimiento es parte de nuestro intelecto ni nuestro intelecto la totalidad de
nuestro conocimiento. Todas nuestras costumbres, conocimiento prácticos,
actitudes emocionales, instrumentos e instituciones son, en este sentido,
adaptaciones a experiencias pasadas que se han desarrollado por eliminación
selectiva de las conductas menos convenientes y que constituyen con mucho la
indispensable base del éxito en la acción, de la misma forma que lo es nuestro
conocimiento consciente.
Durante mucho tiempo hemos conocido la afirmación de F.P. Ramsey,
en The
Foundations of Matematics: “Únicamente la ciencia constituye materia
propia del conocimiento humano”.
Cuanto mayor es el conocimiento que
los hombres poseen, menor es la parte del mismo que la mente humana puede
absorber. Cuanto más civilizados somos,
mas ignorancia acusamos de las realidades en que se basa el funcionamiento de
la civilización. La misma división del
conocimiento aumenta la necesaria ignorancia del individuo sobre la mayor parte
de tal conocimiento.
3. Transmisión de la experiencia.
Cuando hablamos de transmisión y
comunicación del conocimiento nos referimos dos aspectos del proceso de la
civilización que ya hemos distinguido.
Estos dos aspectos no pueden separarse con mucha precisión, puesto que
los medios de comunicación entre contemporáneos son parte de la herencia
cultural que constantemente utiliza el hombre en la persecución de sus fines.
En The crime of Galileo. G. de Santillana no dice: “Los avances
científicos no hacen sino extender nuestro contacto con lo desconocido”.
Generalmente, el hombre no solo
ignora por que usa los instrumentos a su disposición de una forma o de otra,
sino también hasta qué grado depende de que sus acciones tomen una determinada
forma en vez de otra distinta.
Es tan difícil predecir quien probara
estar en posesión de la justa combinación de aptitudes y oportunidades para
encontrar el mejor camino como la manera o el proceso mediante el cual
diferentes clases de conocimiento y habilidades se combinaran para lograr la
solución del problema.
H.G. Barnett, en Innovation: The Basis of Cultural Change, dice: “Todo individuo, en
muchos momentos de su vida, es un innovador”.
Vemos entonces que transcurrido algún tiempo las nuevas ideas tienen
éxito, y entonces un creciente número de personas las acepta. Esto es verdad en el sentido de que implica
únicamente que la mayoría de la gente no es innovadora, sino mera imitadora de
lo que hacen los demás.
La combinación de conocimiento y
aptitud que lleva al éxito no es fruto de una deliberación común de gentes que
buscan una solución a su problema mediante un esfuerzo conjunto, es el producto
de individuales que imitan aquellos que han logrado más éxito en su existencia
al guiarse por signos o símbolos tales como los precios obtenidos por sus
productos o por expresiones de estima moral o estética al observar determinadas
normas de conducta.
4. Razones a favor de la libertad.
Los argumentos favorables a la
libertad individual descansan principalmente en el reconocimiento de nuestra
inevitable ignorancia de muchos de los factores que fundamentan el logro de
nuestros fines y nuestro bienestar.
F.W. Maitland, manifestó que: “el más poderoso argumento es el que se
basa en la ignorancia”.
Es mucho más basto lo que se
desconoce que lo que conocemos. Si fuéramos omniscientes, existirían pocos
argumentos a favor de la libertad. La libertad es esencial para dar cabida a lo
imprevisible e impronosticable. Ya que
no lo podemos saber todo, confiamos en los esfuerzos independientes y
competitivos de muchos para hacer frente a las necesidades que nos salen al
paso.
Debemos de reconocer que el
desarrollo e incluso la conservación de la civilización dependen en gran medida
de la oportunidad de que ocurran causalidades.
El clásico argumento a favor de la
tolerancia formulado por John Milton y John Locke y expuesto de nuevo por John
Stuart Mill, es una aplicación especial de consideraciones generales a las que
abre camino una percepción no racionalista del funcionamiento de nuestra
mente. Durante el desarrollo de esta
obra podremos encontrar que todas las instituciones de la libertad son
adaptaciones a este fundamental hecho de la ignorancia para enfrentarse con
posibilidades y probabilidades, no con certeza. Para mejorar el conocimiento
que poseemos, debemos adherirnos a reglas que la experiencia ha sancionado como
de mejor servicio en general.
5. La libertad como oportunidad
El hombre aprende con el desengaño de sus
expectativas. Por encima de todo,
tendríamos que proporcionar el máximo de oportunidades a cualquier clase de
individuos a fin de que aprendiesen hechos que nosotros todavía desconocemos y
que hiciesen uso de este conocimiento en sus actos. A través de los esfuerzos
mutuamente ajustados de muchos individuos se utiliza más conocimiento del que
cualquier persona posee o es posible que sintetice intelectualmente. A través de la unificación del conocimiento
disperso se obtiene logros más elevados que los que cualquier inteligencia
única pudiera prever y disponer. Esto es
debido a que la libertad es la renuncia al control directo de los esfuerzos
individuales.
Debemos de comprender que si,
limitamos la libertad a casos especiales en que nos consta que será
beneficiosa, tal libertad no logrará sus fines. Si supiéramos cuando debería
utilizarse la libertad, desaparecería en gran medida las razones a favor de la
misma. Nuestra fe en la libertad no
descansa en los resultados previsibles en circunstancias especiales, sino en la
creencia de que, a fin de cuentas, dejara libres para el bien más fuerzas que
para el mal.
Puede decirse asimismo que cuanto
menor sea la oportunidad de utilizar la libertad para hacer una cosa
específica, más preciosa será para la sociedad en conjunto. La libertad es tan
importante, porque no sabemos como la utilizaran los individuos.
Los beneficios que yo deduzco de la
libertad son de esta forma, y principalmente el resultado de la utilización de
la libertad por otros y la mayoría de aquellos usos de la libertad que yo no
podría aprovechar por mi mismo; por lo tanto, no es necesariamente la libertad
que yo pueda ejercer por mi mismo la más importante para mí.
Lo que importa no es la libertad que
yo personalmente desearía ejercitar, sino la libertad que puede necesitar una
persona con vistas a hacer cosas beneficiosas para la “sociedad”. Solamente
podemos asegurar esta libertad a las personas desconocidas dándosele a todos.
Los beneficios que se obtienen de la
libertad de los otros se hacen más grandes cuando aumenta el número de aquellos
que pueden ejercitar la libertad, sigue siendo mejor para todos que algunos
sean libres en vez de que no lo sea ninguno.
Kline y Martin en el artículo “The Philosophical Theory of Property”, en
la pagina 69 dicen: “Si ha de haber libertad para unos pocos que quieren gozar
de ella, debe ofrecerse libertad a la restante mayoría. Si hay alguna lección
clara en la historia, es ésta”.
6.
Libertad de pensamiento y de acción
El individuo se mantiene en estado de
acumulación de experiencias por instrumentos y formas de acción por lo que
surgirá un crecimiento de conocimiento explicito. Este proceso en virtud del cual surge lo
nuevo se comprende mejor en la esfera intelectual cuando sus resultados
constituyen las nuevas ideas. En base a esta idea el hombre puede notar los
grandes progresos que se alcanza con el conocimiento, no se pueden planificar,
de que en el viaje hacia lo desconocido, que no otra cosa es la
investigación. Los resultados los
conseguiremos en base a esfuerzos sistemáticos como de afortunados accidentes.
Los hombres solamente se ocupan
de lo que conocen. Los aspectos inconscientes, a menudo se tratan como
irracionales, en el sentido de ser contrarios a la acción inteligente. Sin embargo, muchos de los “meros hábitos” e
“instituciones sin significado” que utilizamos y presuponemos en nuestras
acciones, son condiciones esenciales para lo que obtenemos.
La manipulación consciente del
pensamiento abstracto, una vez que se ha puesto en marcha, tiene en cierta
medida vida propia, no continuaría ni se desarrollaría sin la constante
competición derivada de la habilidad de las gentes para actuar de una forma
nueva, para intentar nuevas maneras de hacer las cosas y alterar la total
estructura de la civilización mediante adaptaciones a los cambios.
El proceso intelectual es,
efectivamente, solo un proceso de elaboración, solución y eliminación de ideas
ya formadas. En gran media, el afluir de
nuevas ideas proviene de la esfera en donde la acción, a menudo acción no
irracional, y los sucesos materiales chocan la una con los otros.
7.
Libertad
y cambios en la escala de valores
La principal característica de la
sociedad libre, es que los fines del hombre sean abiertos. Debemos de reconocer
que incluso lo que consideramos bueno o bello cambia. El hombre es una criatura de la civilización
no solamente en cuento a su conocimiento, sino también respecto a sus fines y
valores.
Los valores son creados y
alterados por las mismas fuerzas evolucionistas que han producido nuestra
inteligencia, la última decisión acerca de lo bueno o lo malo no será hecha por
un discernimiento humano individual, sino por la decadencia de los grupos que
sí hayan adherido a las creencias “equivocadas”.
La selección de individuos y
grupos que lograran el éxito y continuaran existiendo depende tanto de los
fines que persigan y los valores que gobiernen sus acciones como de los
instrumentos y actitudes de que dispongan.
Grupos particulares pueden
prosperar o decaer de acuerdo con los fines que persigan y el tipo de conducta
que observen.
8.
Organización
y competencia
La competencia, existe entre
grupos organizados y desorganizados como la que se da entre individuos. El empeño para alcanzar ciertos resultados
mediante la cooperación y la organización constituye una parte integrante de la
competencia igual que lo son los esfuerzos individuales.
El argumento a favor de la
libertad no es un argumento contra la organización, uno de los mas poderosos
medios que la razón humana puede utilizar, sino contra todas las organizaciones
exclusivas privilegiadas y monopolísticas, contra el uso de la coacción para
impedir a otros que traten de hacerlo mejor.
Podemos pensar entonces que la
civilización se estancaría no porque las posibilidades de un mayor crecimiento
hubiesen sido agotadas, sino porque el hombre habría conseguido subordinar
completamente todas sus acciones y el medio que le rodea al estado existente de
conocimiento, y por lo tanto faltaría la ocasión de que apareciesen nuevos
conocimientos.
9.
Racionalismo
y límites de la razón
El racionalismo se enfrenta a un
dilema real. El uso de la razón apunta al control y a la predicción. Sin embargo, los procesos del progreso de la
razón descansan en la libertad y en la impredicción de las acciones humanas.
No estamos lejos del momento en
que las fuerzas deliberadamente organizadas de la sociedad destruyan aquellas
fuerzas espontaneas que hicieron posible el progreso.
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