domingo, 27 de septiembre de 2015

SEGUNDA ENTREGA, CAPITULO 2. LA ACCION HUMANA. L.V. MISES.






4.  El principio del individualismo metodológico

     La praxeología se interesa por la actuación del hombre individual. Solo mas tarde, al progresar la investigación, se enfrenta con la cooperación humana, siendo analizada la actuación social como un caso especial de la más universal categoría de la acción humana como tal.

Este individualismo metodológico ha sido atacado duramente por diversas escuelas metafísicas y rechazado como falacia nominalista.  El propio concepto de individuo, se afirma, no es más que una vacía abstracción.  El hombre aparece siempre como miembro de un conjunto social.  Es imposible incluso imaginar la existencia de un individuo aislado del resto de la humanidad y desconectado de todo lazo social.  El hombre aparece invariablemente como miembro de una colectividad.  Por tanto, siendo así que el conjunto, lógica y cronológicamente, es anterior a sus miembros o partes integrantes, el examen de la sociedad ha de preceder al del individuo.  El único medio fecundo para abordar científicamente los problemas humanos es el recomendado por el universalismo o colectivismo.

Conviene advertir que la acción es siempre obra de seres individuales.  Los entes colectivos operan, ineludiblemente, por mediación de uno o varios individuos, cuyas actuaciones se atribuyen a la colectividad de modo mediato.

Si llegamos a conocer la esencia de las múltiples acciones individuales, por fuerza habremos aprehendido todo lo relativo a la actuación de las colectividades. Porque una colectividad carece de existencia y realidad propia, independiente de las acciones de sus miembros.

No es ni siquiera concebible un ente social que pudiera operar sin mediación individual.  Por tanto, el único camino que conduce al conocimiento de los entes colectivos parte del análisis de la actuación del individuo.  La sociedad no tiene más base que la propia actuación individual.

Solo gracias a las acciones de ciertos individuos resulta posible apreciar la existencia de naciones, estados, iglesias y aun de la cooperación social bajo el signo, de la división del trabajo.  No supone ello afirmar que el individuo antecede temporalmente a la sociedad.  Simplemente supone proclamar que la colectividad la integran concretas actuaciones individuales.

Es ilusorio creer que es posible contemplar los entes colectivos. No son estos nunca visibles; su percepción es el resultado de saber interpretar el sentido que los hombres en acción atribuyen a sus actos.
No son nuestros sentidos, sino la percepción, es decir, un proceso mental, lo que nos permite la existencia de entidades sociales.

Los problemas que suscita esa multiplicidad de entidades sociales coexistente y su muto antagonismo solo pueden resolverse mediante el individualismo metodológico.

Individualismo metodológico: Es un método ampliamente utilizado en las ciencias sociales, sostiene que todos los fenómenos sociales, son en principio explicables por elementos individuales, es decir las propiedades de los individuos, como pueden ser sus metas, sus creencias y sus acciones.  Sus defensores lo ven como una filosofía-método destinada a la explicación y comprensión amplia de la evolución de la sociedad como el agregado de las decisiones de los particulares.  El individualismo metodológico niega que una colectividad sea un organismo autónomo que toma decisiones, y exige que las ciencias sociales fundamenten sus teorías en la acción individual.  Esta ida también ha sido utilizado para atacar, entre otras ideas a el historicismo, el funcionalismo estructuralista, el sicologismo o creencia en las funciones de la clase social, los roles de género o etnia como factores determinantes del comportamiento individual.

El Yo y el Nosotros

El Ego es la unidad del ser actuante.  Es un dato incuestionable, cuya realidad no cabe desvirtuar mediante argumentos ni sofismas.

El nosotros es siempre fruto de una agrupación que une a dos o más Egos.  Si alguien dice Yo, no se precisa mayor ilustración para percibir el significado de la expresión.  Los mismo sucede con el Tu y, siempre que se halle específicamente precisada la persona de que se trate, también acontece lo mismo con él. Ahora bien, el decir Nosotros, es ineludible una mayor información para identificar que egos, se hallan comprendidos en ese Nosotros. Siempre es un solo individuo quien dice Nosotros; aun cuando se trate de varios que se expresen al tiempo, siempre serán diversas manifestaciones individuales.  

Solo en tal sentido el representante de una agrupación social actúa por la comunidad; los miembros individuales o bien dar lugar a que la acción de uno solo les afecte a todos o bien consienten el resultado.
Ahora bien, tratándose de problemas políticos y económicos, el pluralis gloriosus se transforma en el pluralis imperialis y, como tal, desempeña un importante papel en la propagación de doctrinas que influyen en la adopción de medidas de grave trascendencia en la política económica internacional.

Pluralis Imperialis: Literalmente, plural imperial. Por lo tanto, se refiere al uso del plural “nosotros” de una manera tal que el usuario implica una identidad personal falsa, que le relaciona con los poderosos de su tiempo. Ejemplo: Un británico entre 1790 y 1945 dijo: “estamos gobernando la India”.

Pluralis Gloriosus: Literalmente, Plural glorioso. Por lo tanto, se refiere al uso del plural “nosotros” de una manera tal que el usuario implica una identidad personal falsa, que le relaciona con personas famosos o distinguidos.  Ejemplo: un italiano dice: “somos los pintores más grandes del mundo”.

5.       El principio de singuralismo metodológico

     La praxeología parte en sus investigaciones, no solo de la actuación del individuo, sino también de la acción individualizada. No se ocupa vagamente de la acción humana en general, sino de la acción realizada por un hombre determinado, en un fecha determinada y en determinado lugar.

Tanto el universalismo como el colectivismo y el realismo conceptual solo saben manejar conjuntos y conceptos generales.

La praxeología inquiere: ¿Qué sucede al actuar? ¿Qué significación tiene el que un dividuo actué, ya sea aquí o allá, ayer u hoy, en cualquier momento o en cualquier lugar? ¿Qué trascendencia tiene el que elija una cosa y rechace otra?

La elección supone siempre decidir entre varias alternativas que se le ofrecen al individuo.  El hombre nunca opta por la virtud o por vicio, sino que elige entre dos modos de actuar, uno de los cuales nosotros, con arreglo a criterios preestablecidos, calificamos de virtuoso, mientras al otro lo tachamos de vicioso.  La vida humana es una ininterrumpida secuencia de acciones individualizadas.
Cada acción es un eslabón más en una cadena de actuaciones, las cuales, ensambladas, integran una acción de orden superior tendente a un fin más remoto.  El camino que conduce a las grandes realizaciones está formado siempre por tareas parciales.  Lo que cuenta  para la praxeología es el hecho de que el único método adecuado para realizar las grandes obras consiste en empezar por los cimientos y proseguir paso a paso hasta su terminación.

6.      El aspecto individualizado y cambiante de la acción humana


El contenido de la acción humana, es decir los fines a que se aspira y los medios elegidos y utilizados para alcanzarlos, depende de las particulares condiciones de cada uno.  La mayor parte de la vida del hombre es pura rutina.  Practica de determinados actos sin prestarles especial atención. Muchas cosas las realiza porque así fue educado, porque otros proceden del mismo modo o porque tales actuaciones resultan normales en su ambiente.  Adquiere hábitos y reflejos automáticos. Ahora bien, cuando sigue tales conductas es porque sus consecuencias les resultan gratas, pues tan pronto como sospecha que el insistir en las prácticas habituales le impide alcanzar ciertos sobrevalorados fines, rápidamente cambia de proceder. 

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