4. El principio del individualismo metodológico
La praxeología se interesa por la actuación
del hombre individual. Solo mas tarde, al progresar la investigación, se
enfrenta con la cooperación humana, siendo analizada la actuación social como
un caso especial de la más universal categoría de la acción humana como tal.
Este
individualismo metodológico ha sido atacado duramente por diversas escuelas metafísicas
y rechazado como falacia nominalista. El
propio concepto de individuo, se afirma, no es más que una vacía abstracción. El hombre aparece siempre como miembro de un conjunto
social. Es imposible incluso imaginar la
existencia de un individuo aislado del resto de la humanidad y desconectado de
todo lazo social. El hombre aparece
invariablemente como miembro de una colectividad. Por tanto, siendo así que el conjunto, lógica
y cronológicamente, es anterior a sus miembros o partes integrantes, el examen
de la sociedad ha de preceder al del individuo.
El único medio fecundo para abordar científicamente los problemas humanos
es el recomendado por el universalismo o colectivismo.
Conviene
advertir que la acción es siempre obra de seres individuales. Los entes colectivos operan, ineludiblemente,
por mediación de uno o varios individuos, cuyas actuaciones se atribuyen a la
colectividad de modo mediato.
Si llegamos
a conocer la esencia de las múltiples acciones individuales, por fuerza
habremos aprehendido todo lo relativo a la actuación de las colectividades.
Porque una colectividad carece de existencia y realidad propia, independiente
de las acciones de sus miembros.
No es
ni siquiera concebible un ente social que pudiera operar sin mediación individual.
Por tanto, el único camino que conduce
al conocimiento de los entes colectivos parte del análisis de la actuación del
individuo. La sociedad no tiene más base
que la propia actuación individual.
Solo
gracias a las acciones de ciertos individuos resulta posible apreciar la
existencia de naciones, estados, iglesias y aun de la cooperación social bajo
el signo, de la división del trabajo. No
supone ello afirmar que el individuo antecede temporalmente a la sociedad. Simplemente supone proclamar que la
colectividad la integran concretas actuaciones individuales.
Es
ilusorio creer que es posible contemplar los entes colectivos. No son estos
nunca visibles; su percepción es el resultado de saber interpretar el sentido
que los hombres en acción atribuyen a sus actos.
No son
nuestros sentidos, sino la percepción, es decir, un proceso mental, lo que nos
permite la existencia de entidades sociales.
Los
problemas que suscita esa multiplicidad de entidades sociales coexistente y su
muto antagonismo solo pueden resolverse mediante el individualismo metodológico.
Individualismo
metodológico: Es un método ampliamente utilizado en las ciencias sociales,
sostiene que todos los fenómenos sociales, son en principio explicables por
elementos individuales, es decir las propiedades de los individuos, como pueden
ser sus metas, sus creencias y sus acciones.
Sus defensores lo ven como una filosofía-método destinada a la explicación
y comprensión amplia de la evolución de la sociedad como el agregado de las
decisiones de los particulares. El
individualismo metodológico niega que una colectividad sea un organismo autónomo
que toma decisiones, y exige que las ciencias sociales fundamenten sus teorías en
la acción individual. Esta ida también ha
sido utilizado para atacar, entre otras ideas a el historicismo, el
funcionalismo estructuralista, el sicologismo o creencia en las funciones de la
clase social, los roles de género o etnia como factores determinantes del comportamiento
individual.
El Yo y el Nosotros
El Ego
es la unidad del ser actuante. Es un
dato incuestionable, cuya realidad no cabe desvirtuar mediante argumentos ni
sofismas.
El
nosotros es siempre fruto de una agrupación que une a dos o más Egos. Si alguien dice Yo, no se precisa mayor ilustración
para percibir el significado de la expresión.
Los mismo sucede con el Tu y, siempre que se halle específicamente precisada
la persona de que se trate, también acontece lo mismo con él. Ahora bien, el
decir Nosotros, es ineludible una mayor información para identificar que egos,
se hallan comprendidos en ese Nosotros. Siempre es un solo individuo quien dice
Nosotros; aun cuando se trate de varios que se expresen al tiempo, siempre serán
diversas manifestaciones individuales.
Solo en
tal sentido el representante de una agrupación social actúa por la comunidad;
los miembros individuales o bien dar lugar a que la acción de uno solo les
afecte a todos o bien consienten el resultado.
Ahora
bien, tratándose de problemas políticos y económicos, el pluralis gloriosus se
transforma en el pluralis imperialis y, como tal, desempeña un importante papel
en la propagación de doctrinas que influyen en la adopción de medidas de grave
trascendencia en la política económica internacional.
Pluralis
Imperialis: Literalmente, plural imperial. Por lo tanto, se refiere al uso del
plural “nosotros” de una manera tal que el usuario implica una identidad
personal falsa, que le relaciona con los poderosos de su tiempo. Ejemplo: Un británico
entre 1790 y 1945 dijo: “estamos gobernando la India”.
Pluralis
Gloriosus: Literalmente, Plural glorioso. Por lo tanto, se refiere al uso del
plural “nosotros” de una manera tal que el usuario implica una identidad
personal falsa, que le relaciona con personas famosos o distinguidos. Ejemplo: un italiano dice: “somos los
pintores más grandes del mundo”.
5. El principio de singuralismo metodológico
La praxeología parte en sus
investigaciones, no solo de la actuación del individuo, sino también de la acción
individualizada. No se ocupa vagamente de la acción humana en general, sino de
la acción realizada por un hombre determinado, en un fecha determinada y en
determinado lugar.
Tanto el universalismo como el colectivismo y el realismo conceptual solo
saben manejar conjuntos y conceptos generales.
La praxeología inquiere: ¿Qué sucede al actuar? ¿Qué significación tiene el
que un dividuo actué, ya sea aquí o allá, ayer u hoy, en cualquier momento o en
cualquier lugar? ¿Qué trascendencia tiene el que elija una cosa y rechace otra?
La elección supone siempre decidir entre varias alternativas que se le
ofrecen al individuo. El hombre nunca
opta por la virtud o por vicio, sino que elige entre dos modos de actuar, uno de
los cuales nosotros, con arreglo a criterios preestablecidos, calificamos de
virtuoso, mientras al otro lo tachamos de vicioso. La vida humana es una ininterrumpida secuencia
de acciones individualizadas.
Cada acción es un eslabón más en una cadena de actuaciones, las cuales,
ensambladas, integran una acción de orden superior tendente a un fin más
remoto. El camino que conduce a las
grandes realizaciones está formado siempre por tareas parciales. Lo que cuenta
para la praxeología es el hecho de que el único método adecuado para
realizar las grandes obras consiste en empezar por los cimientos y proseguir
paso a paso hasta su terminación.
6. El aspecto individualizado y cambiante de la acción humana
El contenido de la acción humana, es decir los fines a que se aspira y los
medios elegidos y utilizados para alcanzarlos, depende de las particulares
condiciones de cada uno. La mayor parte
de la vida del hombre es pura rutina.
Practica de determinados actos sin prestarles especial atención. Muchas
cosas las realiza porque así fue educado, porque otros proceden del mismo modo
o porque tales actuaciones resultan normales en su ambiente. Adquiere hábitos y reflejos automáticos. Ahora
bien, cuando sigue tales conductas es porque sus consecuencias les resultan
gratas, pues tan pronto como sospecha que el insistir en las prácticas
habituales le impide alcanzar ciertos sobrevalorados fines, rápidamente cambia
de proceder.
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