CAPITULO VI
IGUALDAD, VALOR Y MERITO
En la medida que avanzamos en la lectura
de nuestro libro, vemos como el autor muy hábilmente ha concatenado cada uno de
los temas que estructuran este libro.
Anteriormente
observamos lo relativo a la Responsabilidad, ahora vemos los temas de Igualdad,
Valor y Merito, los cuales, en la visión de la idea de la Libertad tiene una
gran relación, bueno la relación es íntimamente directa, ya que cualquier
persona que sea responsable de sus actos y acepte las consecuencias de los
mismos, nunca podrá estar más de acuerdo con que los resultados sean valorados
en base a los criterios de Igualdad, Valor y Merito.
Debemos
de comprender que parte fundamental de la vida en Libertad, es la desigualdad
de sus integrantes, esa desigualdad es monumental para que la relación entre
individuos se cumpla, obviamente si todos fuésemos iguales no tendría ningún
sentido la cooperación humana, no necesitaríamos de nadie más, ya que nadie
haría las cosas mejor que yo, o nadie podría resolver un problema que tengo, en
virtud que todos somos iguales.
Si
vamos a exaltar un valor fundamental dentro de la sociedad ese debe iniciar
siendo el de igualdad, pero comprender que la única igualdad que podemos
esperar es la igualdad ante la ley, ese es un valor supremo y fundamental de la
vida en sociedad Libre, esa es la única igualdad que debemos buscar siempre
para todos, y debemos de defenderla hasta el final, ya que la violación de los
derechos de una persona, es la garantía a la futura violación de nuestros
derechos en el futuro. Una de las principales metas del hombre, es velar por la
igualdad de todos ante la ley y dicho sea de paso, es la única igualdad que
podemos garantizar como seres humanos.
Garantizar
la igualdad de las personas ante la ley, nos garantiza la igualdad de
oportunidades para todos los individuos, en la medida que seamos capaces
fortalecer este tema, tendremos ganada mucha de la carrera hacia el desarrollo,
ya que se valorará mucho mas la capacidad de cada individuo en el desempeño de
una función específica, eso garantiza la búsqueda de la excelencia y por
consiguiente la necesaria responsabilidad de hacer bien un trabajo para
obtenerlo y más aun para conservarlo.
Esto
nos lleva al eterno problema “moral interno del individuo”, de creer que lo que
él hace, “apreciación muy subjetiva”, es mucho mejor que lo que cualquier otra
persona pueda hacer, o también creer que, porque tiene mucho más tiempo
laborando en un puesto o empresa, el, debe recibir una promoción.
Lo
anterior es consecuencia de la falta de comprendimiento y de valoración del
merito en el desempeño de nuestras actividades. Si la persona se enfocase al
desarrollo de sus actividades y a la profesionalización de las mismas tendría
claro que lo que se valora completamente es el merito, no la creencia sobre la
existencia del mismo.
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